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Cretinos, Piqué, país

Si algo bueno se puede sacar del conflicto catalán, es que multitud de cretinos han salido a la luz. Algunos opinan sin parar, otros no se significan para que no los tachen de esto o de aquello, pero los cretinos, bocazas por vocación, desvelan su «cretinidad» a poco que agucemos el oído.

Cretinos los que vitorean a las fuerzas de seguridad al grito de «a por ellos», y cretinos los que sacan partido de las abuelas con la cabeza abierta. Ojo, no pongo en la misma balanza a un uniformado que va dando porrazos y a una anciana que quiere depositar una papeleta para expresar su alejamiento de España. Es evidente que la una no quiere hacer daño y el otro sí, y a casi ninguno nos gusta que se abuse de los indefensos.

El otro día, Gerard Piqué, ese símbolo que algunos han elegido para silbar e insultar en cuanto lo tienen delante, dio una rueda de prensa. Dijo cosas tan «terribles» como que: «¿Qué importancia tiene lo que opine yo, que soy un deportista? El problema catalán va muchísimo más lejos que mi persona», o «mis hijos son colombianos, libaneses, italianos, catalanes y españoles», lo que demuestra un espíritu abierto e internacionalista, solidario y global. Es cierto que Piqué es antimadridista (como la mayoría de los hinchas del Barça y de los otros equipos), y a veces patina bastante en sus declaraciones, pero esta vez se mostraba sincero. Le preguntaron de cien maneras distintas con qué selección jugaría si Cataluña fuera independiente, y el respondía una y otra vez que eso era una especulación, y que no veía la necesidad de contestar, a la vez que afirmaba sentirse orgulloso de vestir la camiseta de España. ¿Qué más querían esos periodistas?

Un plumilla de la SER que cubría la noticia se mostró indignado, reclamando al jugador una definición más clara y la defensa de la unidad del Reino. ¿A santo de qué? ¿Por qué no dejar que una persona muestre sus dudas, sus incertidumbres, a la par que lamenta que hayan maltratado a sus vecinos? Era el simple reflejo de lo que sienten millones de catalanes. Pero para el cretino de la radio eso no era suficiente, y Piqué mereció su repudio. El jugador se mostró conciliador, el periodista, por el contrario, sectario e intransigente. País.

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