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Julia Ruiz

Hombres anónimos

A toro pasado, me van a permitir una reflexión. Le ha dado vueltas al asunto y, sinceramente, me sigue chirriando lo del galardón que la Generalitat concedió en el 9 d’Octubre a los 'hombres anónimos' que impiden la violencia de género. Hombres que, según explicó la vicepresidenta Mónica Oltra al anunciar el premio, han puesto en riesgo su propia vida para impedir una agresión a una mujer. Qué duda cabe que en una sociedad individualista y aún profundamente patriarcal como la nuestra, donde es demasiado fácil ser actor, cómplice o espectador pasivo de la peor cara del machismo, implicarse es digno de aplauso. Es más, dar un paso al frente debería ser nuestro deber como ciudadanos y ciudadanas. Nos concierne a todos y todas.

Dicho esto, que no por obvio está asumido, en mi opinión, la elección que hizo el Consell tiene muchas pegas. Una de ellas resulta evidente. Se premia a los ‘hombres’ no a las ‘personas que alguna vez han impedido una agresión, dando pues por sentado (o al menos enviando ese mensaje) de que sólo el sexo masculino es capaz de una acción similar (física) y, además, es a quien le correspondería hacerlo por una mera cuestión biológica.La derivada es que se sigue reforzando el estereotipo de hombre-fuerte-valiente-protector que es a quien le toca defender a la mujer-débil-víctima. Sinceramente, si queremos hombres diferentes e implicados en una sociedad igualitaria quizás deberíamos esforzarnos en quitarles de encima el peso del arquetipo de género en el que muchos viven atrapados y no precisamente, reforzárselo. ¿Las nuevas masculinidades no tratan de eso?

Pero es que además, hay una cuestión de justicia social. Se me ocurren tantas personas (con nombres y apellidos), entidades y asociaciones de mujeres que se dejan la piel dentro y fuera de la Comunitat Valenciana trabajando para acabar con la violencia de género, que no veo la necesidad de que la primera vez que este asunto se cuela en la agenda del 9 d’Octubre sea de esta forma. No sé, pero creo que la lista era muy amplia. Había donde elegir: profesionales de la policía, la judicatura,la fiscalía, la pedagogía, la sociología, el asociacionismo. Incluso, por qué no: un premio compartido para las supervivientes de la violencia de género. No está de más recalcar que el déficit de visibilidad, en todo caso, sigue lamentablemente en el tejado de las mujeres.

No dudo de las buenas intenciones del Consell (que yo recuerde en 20 años nunca una galardón había puesto el foco en la violencia machista), pero creo que erró el tiro o al menos perdió la oportunidad de dar el protagonismo y la visibilidad a ellas, no como víctimas, sino como luchadoras . Defiendo sin matices la idea de que el objetivo final de erradicar el machismo no se conseguirá sin implicarlos a ellos, sin hacerles cómplices. Pero puestos a elegir, me quedo con otros cómplices anónimos, los de las escuelas, los centros de trabajo, los medios de comunicación.. las casas. Aquellos que son valerosos sin necesidad de usar los puños.

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