Comienzan los agobios por la situación de sequía que hay en el conjunto del territorio español. Las lluvias no llegan con la cuantía y regularidad que necesitaríamos para llenar embalses y regar los campos. Las cuencas del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Ebro, Júcar, Segura, las del Cantábrico y Galicia y el resto de las andaluzas están todas ellas en alguna fase de alerta de su plan de sequía. Están en ya en fase de emergencia, la más elevada, en varios áreas de las cuencas del Cantábrico, Duero, Guadiana, Tajo y en toda la cuenca del Segura. Si no llueve en las próximas semanas comenzarán las noticias sobre restricciones de agua en ciudades. Curiosamente el observatorio donde más ha llovido de toda España en el año hidrológico que acabamos de cerrar está situado en la cuenca del Júcar. La estación meteorológica de L´Orxa ha recogido más de 1.500 litros por metro cuadrado en esos doce meses. Más que en los observatorios normalmente más lluviosos de nuestro país. Sorprende ver en este escenario como en áreas de la provincia de Alicante, donde ha llovido por encima de lo normal en este último año, se habla de sequía. En Alicante no hay sequía. Pluviométrica seguro que no. Los datos lo señalan. Otra cosa es que se aproveche la coyuntura para reclamar agua y más trasvases. Y se siga difundiendo un mensaje de pretendida esperanza que nunca se va a cumplir. Es decir, que se siga engañando a la gente. Lo cierto es que la sequía aprieta donde ya había sequía pluviométrica, hidrológica y agraria desde hace meses. Y falta poco para que llegué al grado máximo: sequía en las ciudades y cortes en el abastecimiento de agua potable.