Villa Teresita está en Valencia; nació hace tres cuartos de siglo en Pamplona, de la mano de Isabel Argaya, y el Prelado de Navarra, Marcelino Olaechea Loizaga, en seguida les dio su apoyo, de manera que cuando fue trasladado a la diócesis de València, en 1.946, trajo esta organización a su nuevo destino, y ahora lleva aquí más de doce lustros.
Pero ¿qué es 'Villa Teresita'? Se trata de una organización benefactora, que aquí tiene su sede en el barrio de Velluters -donde tienen cerca las posibles personas afectadas-, y que trata, esencialmente, de rescatar a las prostitutas que son esclavas de una actividad menospreciadora.
Esta institución se dedica principalmente a recoger a las mujeres obligadas por explotadores -vulgo «chulos»- a ejecer una actividad que les envilece, pero que no tienen más remedio para poder "seguir adelante".
La actual hermana que encabeza esta actividad "redentora" en València es conocida como "Conchi"-la fundadora, que vino en 1.946 ya falleció centenaria-, y recientemente hizo unas declaraciones en las que se advertía cuál era el origen de la tragedia de esta mujeres a las que tratan de redimir, acogiéndolas en tres viviendas con las que ya cuentan en la Ciudad.
Según se ha publicado recientemente, la mayoría de las mujeres explotadas provienen de otros países, principalmente Nigeria y Rumanía. Vienen engañadas y se les hace contraer unas obligaciones, para cumplir con las cuales no tienen otro remedio que esta esclavitud. Y aunque el camino a recorrer es largo, han conseguido ya muchas recuperaciones y muchachas jóvenes que se rehacen y logran un trabajo digno.
Precisamente, la responsable de 'Villa Teresita' en València declaró recientemente que "vivir en medio de una realidad de exclusión y sufrimiento te va humanizando".
Otra de las trabajadoras de esta entidad, Paula Soler, en un reciente reportaje de la revista 'Paraula', indicó que "lo primero de todo es ser cercanas a ellas, darles apoyo y cariño".
Cierto que 'Villa Teresita'es un círculo casi diríamos "cerrado", pues su labor ha de ser callada en cierto modo; pero es justo que se tenga en la sociedad un conocimiento de que esta entidad de apostolado existe y, si se presenta al caso, ofrecer ayuda y apoyo a la labor que realizan.
Muchas vidas destrozadas de mujeres que no tuvieron otra oportunidad que la prostitución se están recuperando -y aún quedan muchas por recuperar- gracias a esta obra que, desde Navarra, trajo Monseñor Olaechea, cuyo proceso, por cierto, de canonización se ha reabierto recientemente.
