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La casa es un templo

Todos deberíamos afinar un poco más, aunque las sutilezas no sean la especialidad de España 2000, ente responsable del escrache contra Mónica Oltra cuando la vicepresidenta cenaba con sus hijos. El escrache es tan grave cuando lo sufre cualquiera de los dirigentes del PP -el partido más podrido de la historia de España- o lo padece la señora Oltra, que tiene muy difícil corromperse, no dejasteis, malandrines, ni un real en los cajones. Sólo facturas y más facturas. El domicilio es sagrado: corresponde al poder judicial sancionar a los golfos y trincones, espero que no con tanta benevolencia como en el caso de los responsables de la CAM a quienes les ha caído una pena que casi es una alegría.

España 2000. Hubo antes una Valencia 2000 («antes de Cristo», añadía en una broma Joan Fuster, ahora recuperada en la nueva edición de Notes d´un desficiós) por el estilo de carcamal. Es esa constelación mal encarada de patriotas gesticulantes, legionarios de pacotilla y descerebrados en general que se consideran con el derecho a fijar el ser de España, qué sabrán ellos del ser y hasta del estar. Son algo más peligrosos que los Yomus, pero bastaría con una pareja de la Guardia Civil para meterles mano con la razonable celeridad con que se ha actuado en el caso del Nou d´Octubre, querido Juan Carlos Moragues, delegado del Gobierno. Ni siquiera han escracheado a la mitad más nacionalista de la laxa alianza de la que forma parte Mónica Oltra, no es por dar ideas. Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio.

Los más jóvenes del lugar no saben, para su suerte, que las primeras autoridades (socialistas) de la autonomía valenciana, con Albiñana y Lerma al frente, sufrían no solo escraches, sino escupitajos y empellones, pintadas y bombas. Sin consecuencias para los delincuentes. Ya veo que alguien sueña con la reedición de aquella solariega impunidad, pero quienes creemos en el proyecto democrático de España vamos a exigir de los poderes públicos algo más que la exhibición de los colores nacionales en las gafas de la infanta doña Cristina o en el bolsito de la Cifuentes.

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