Serás lo que quieras que sea tu firma», le dijo hace años Joaquim Maria Puyal a Ramon Besa. No encuentro mejor forma de definir mi sensación ante la intervención de los medios públicos catalanes. El periodismo en Cataluña será lo que sus periodistas quieran que sean sus firmas. «No es fácil narrar, escribir, comunicar en una sociedad que no quiere ser informada sino estimulada», afirma Ramon Besa. «Ahora que la gente compra la verdad hecha a medida, convencida como está de que lo que no le gusta es la mentira, hay todavía algunas certezas, una subjetividad objetivable (como diría Puyal), una cierta decencia y honestidad; de respeto al oficio, de compromiso con el trabajo, de ser consecuentes con la manera de hacer, aunque otros te miren de forma diferente», relata Besa.
El compromiso con el oficio de periodista siempre irá unido al compromiso con la sociedad a la que representa en la medida en que se ejerza de forma crítica y responsable, sin caer en el hooliganismo o en la defensa irracional de una causa. Tal vez, en Cataluña se haya olvidado más de la cuenta, pero eso no justifica la intervención por parte de quien tampoco puede dar lecciones. La ilusión que sienten las televisiones españolas por el 155 provocó un cambio en la programación de las parrillas este sábado por la mañana: TVE, Antena 3, Telecinco y La Sexta organizaron unos especiales con la misma catalanofobia de siempre vestida de periodismo, de manera que se considera sospechoso todo aquello que sea catalán. La nueva tendencia consiste en decir que TV3 está mucha más manipulada que TVE, sin haber visto un solo ´Telenotícies´. Esto no quiere decir que no haya elementos revisables en la televisión catalana, que se han ido de las manos. Desde aquí, no entraré en comparaciones estrafalarias y subjetivas. Simplemente me limitaré a decir que siempre seguiré confiando en muchos de los periodistas catalanes que me sirvieron de faro y de guía cuando decidí dedicarme a este oficio, entre ellos, el actual director de TV3, Vicent Sanchis. Independentista o lo que le dé la gana en su fuero interno, pero, ante todo, un periodista como la copa de un pino, sin otra divisa que la verdad. Pase lo que pase, aquí y en Cataluña, los periodistas serán lo que quieran que sean sus firmas.
