Hace algunos días saltó a los medios de comunicación una noticia terrible: la policía detuvo en Alicante a nueve menores por acosar y humillar presuntamente a una compañera de clase. Además, cinco de ellos supuestamente abusaron sexualmente de ella durante las fiestas de les Fogueres de Sant Joan el pasado mes de junio. Este suceso ocurrido en la Comunitat Valenciana podría parecer un espeluznante caso aislado. En realidad, es mucho más frecuente de lo que podemos pensar: se estima que entre un 10 y un 20 % de la población ha sufrido abusos sexuales durante la infancia.

Así, el número de denuncias por abusos sexuales en la Comunitat Valenciana aumentó un 20 % en 2016, pasando de 547 en 2015 a 652 el año pasado, según los datos que se recogen en el informe de Save the Children Ojos que no quieren ver. Además, la mayoría de los procesos judiciales abiertos en nuestra comunidad por abusos sexuales a niños quedan sin sentencia: 8 de cada 10 casos quedan sobreseídos por falta de pruebas, lo que indica que muchas veces el menor queda desprotegido y continúa en contacto con el presunto abusador.

Además, según diversas fuentes, la niña de Alicante habría sufrido anteriormente y de manera continuada acoso y ciberacoso en el entorno educativo por parte de algunos de los detenidos. Este tipo de violencia contra la infancia es también mucho más común de lo que puede parecer a priori, y los datos lo demuestran: 1 de cada 10 estudiantes de la Comunitat Valenciana reconoce que ha sufrido acoso y un 5,6 % de los niños y niñas de comunidad se considera víctima del ciberacoso. Las burlas e insultos a la niña al parecer no se producían sólo en clase, sino también en redes sociales. Algunos compañeros colgaban fotos suyas con comentarios obscenos y otro tipo de vejaciones, como humillaciones, insultos o amenazas, que han afectado a su salud y a su rendimiento escolar.

Lamentablemente, el caso de esta niña es más habitual de lo que parece y en él se dan dos formas terribles de violencia contra la infancia y muy difíciles de detectar: el abuso sexual y el acoso escolar. La violencia contra la infancia es una realidad todavía desconocida e invisible a los ojos de una gran parte de la sociedad, los datos así lo demuestran.

Por todo ello, desde Save the Children trabajamos para mejorar todos los sistemas de prevención, detección y protección de los niños y niñas que sufren violencia. Creemos que para combatir este tipo de violencia es imprescindible contar con una Ley Orgánica para la Erradicación de la Violencia contra la Infancia. Esta norma deberá incluir medidas como la de realizar investigaciones para disponer de datos desagregados y accesibles que garanticen el correcto diseño y evaluación de políticas públicas; fortalecer y ampliar los recursos autonómicos de tratamiento y atención especializados y hacerlos universales, públicos y gratuitos; ampliar la educación afectivo sexual en la enseñanza reglada y desde edades tempranas o incluir la formación sobre violencia y protección de la infancia en los currículums formativos de maestros, profesores y directores de centros educativos.

En lo que respecta al ámbito judicial, consideramos necesario crear una fiscalía y juzgados de instrucción especializados en violencia contra la infancia. Además, todos los profesionales de la justicia, incluidos los psicólogos forenses, deben estar formados en las características de los abusos sexuales a niños y niñas.

Vivimos en una sociedad que, en muchas ocasiones, aparta la vista frente a la violencia contra la infancia: es una realidad incomoda. Una sociedad que no es consciente de que los niños sufren maltrato no pone todas las medidas necesarias para evitarlo. Todos los niños y niñas del mundo tienen derecho a vivir sin violencia. Para erradicarla, el primer paso es que entre todos abramos por fin esos ojos que no quieren ver.

Indicar nuestra condición para no perder nuestra identidad en la lucha por la igualdad.