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La evolución del cementerio

En 1400, el Consell de la Ciutat acordó la creación de dos cementerios uno para pobres desamparados y otro para ajusticiados, también habilitó otro especial para enterrar los despojos de los ahorcados que colgaba junto al barranc de Carraixet, en la hoy Tavernes Blanques. Sería el primer intento en una larga lucha por cambiar la política de enterramientos en la ciudad.

Además, cada iglesia parroquial tenía su propio cementerio, donde se enterraba a sus feligreses. La Catedral tenía varios, algunos de ellos datados ya en el siglo XIII, para la clerecía del templo, nobles, cofradías y hasta para cadáveres de náufragos que llegaban a nuestras playas. Los conventos también tenían sus propios cementerios dentro de sus recintos. El lugar de enterramientos de san Juan del Hospital ha sido recientemente tratado y dignificado, en él se sepultó a militares, miembros de la Orden sanjuanista y a los maceros de la Corporación Municipal.

En la iglesia de los Santos Juanes, plaza del Mercado, había un fossar dels penjats, para los ahorcados que eran ejecutados en dicho lugar. Precisamente, el clero de de esta parroquia levantó Capilla especial sobre un terreno donde fueron sepultados "casi veinte mil hombres que perecieron en el gran contagio de mil seiscientos cuarenta y siete", recinto que fue aprovechado para los muertos de la epidemia del cólera morbo de 1834.

Cruilles, quien hace una minuciosa descripción de este mapa de puntos de soterramientos refiere que el de ajusticiados en la calle de Transits, en la zona de Rodrigo Botet-Barcas, junto a la desaparecida ermita de san Jorge, fue el precedente del cementerio de Carraixet, a donde se trasladó al crecer el casco urbano hacia el sur. El nombre de esta calle es Transíts y no Trànsits explica Orellana, "porque de inmediato a esa calle existe un Corral o Descubierto, en el que antiguamente y antes de por los años de 1.400 se exponían los Cadaveres de los ahorcados. Y como los cadáveres se paran aniquilados, enmagrecidos, áridos, y enjutos, y este modo de enflaquecerse se llama transirse en nuestro idioma valenciano, y transit lo que esta flaco, consumido y pasado, derivada dicha voz del verbo latino transeo, is, ire, de ai (dicen) dimano llamarse aquel parage, y Calle dels Transits".

Fue en 1776 cuando se produjo la primera propuesta de sacar fuera de la ciudad los lugares de enterramiento. La idea la sugirió el regidor Antonio Pascual de Almunia. Comenzó a expandirse la idea de quitar a la Iglesia el monopolio de depultar cadáveres primero dentro y luego fuera de los templos. Las propias parroquias y conventos tenían engorroso pleitos por los derechos de funeral, se quitaban los muertos como ahora algunas funerarias. Se consultó con los facultativos de medicina, que elaboraron unas normas mínimas, distancia de los cascos urbanos y profundidad de las sepulturas.

Martínez Aloy dice que "València fue una de las primeras ciudades de España que supo vencer los tradicionales obstáculos que se oponían a tan higiénica reforma. En ella puso marcado empeño el intendente corregidor don Cayetano de Urbina, que, promediando el año 1804, dictó las instrucciones oportunas para construir un cementerio general y extra-urbano, a base de suprimir todos los existentes, destinando los del interior de la Ciudad a solares para edificación particular y vías públicas. Fue un atrevido propósito que iba a cambiar la faz de València".

En 1805, "a unas 200 varas del camino Real en la confrontación de la Cruz Cubierta del camino de Jàtiva , por estar espuesto a los aires menos dominantes de la ciudad"fue elegido el emplazamiento, cinco hectáreas, del cementerio general que iba a tener en lo sucesivo la ciudad de València. El diseño inicial fue del arquitecto Cristóbal Sales. En 1807 fue inaugurado el nuevo recinto. En 1866 ya había 6.000 nichos y numerosos y artísticos panteones de grandes escultores, como Benlliure. En los primeros cien años llegaron 600.000 cadáveres. Fue acrecentándose el cementerio "que el Ayuntamiento ha enriquecido con pórticos que semejan claustros inmensos, ofrecen al visitante un paseo inagotable con ambiente saturado de misticismo y arte". Carmen Rodrigo Zarzosa sobre su aspecto artístico y monumental dice que «el Cementerio de València refleja la evolución de los famosos cementerios europeos.

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