No llego a reponerme de los continuados estertores provocados por el sátrapa Puigdemont, huido allende Cataluña y refugiado de la justicia española al calor del mejor defensor de terroristas etarras, el abogado belga, Paul Bekaert. El daño generado por el procés iniciado por un puñado de desarrapados políticos no solo ha reventado Cataluña sino que, mas allá, nos ha explotado en los ojos a todos los españoles en términos de ralentización económica, en la mayor crisis institucional en décadas y en el mayor cañonazo contra la reputación de la marca España. El año que viene la economía española crecerá a un ritmo inferior al previsto debido al impacto de la inestabilidad en Cataluña. El Banco de España prevé que Cataluña entre en recesión y que el crecimiento puede recortarse en un 60%. Ítem mas, la economía de España puede frenar su crecimiento en 2018 como consecuencia de la crisis catalana.

Las diatribas de Puchi y de su coro, ERC y CUP, han venido generando mas peligro que un granizo de verano. Que desde Bruselas afirme que no vuelve a España a responder ante la Justicia hasta «que no se den las circunstancias para garantizarle que haya un juicio justo», no pasan de ser argumentos hiperventilados propios de quien se sabe que va a acabar o en el exilio, o en la trena. Los artífices del secesionismo han zarandeado tantos argumentos que ya nadie se cree que el «Espanya ens roba» haya sido el único leit motiv de la osadía separatista.

El sintagma derecho a decidir ha resbalado hasta el lenguaje de la calle, confundiendo a ciudadanos convencidos de tal salida de emergencia, llegando a proclamar por todos los medios que «ja som lliures»€. Menuda libertad la suya!!!

Al gobierno de Rajoy lo tuvieron en la lona con la actuación policial del 1-0, actuación que, vaya por delante, no se correspondió con las imágenes publicadas por el orfeón secesionista a través de sus canales de amplificación separatista. El mismo instituto armado, la Guardia Civil, que actuó en Cataluña, por mandato judicial, no olvidar, es el que actuó en los registros de la sede del PP en Madrid y también en diferentes casos de corrupción del mismo partido. Por tanto, dejemos a la Guardia Civil y a los CFSE al margen de esta cuestión porque no es el PP el que los mueve.

Puigdemont es un «cagao» y merece que le caiga todo el peso de la ley. También a su banda de asaltaleyes y a toda la parentela que nos ha puesto, a los españoles, en esta situación grotesca.

Parafraseando a Noel Coward: «es desconsolador pensar cuánta gente se asombra de la honradez y cuán pocos se escandalizan por el engaño». Y Puigdemont es un jeta.