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Armas para violadores de los derechos humanos

La feudal Arabia Saudí y el Egipto gobernado con mano de hierro por un mariscal golpista no son precisamente dechados de respeto de los derechos humanos.

Lo cual no es óbice para que algunos países de la UE tiren por la borda sus proclamados valores y principios democráticos cuando se trata de ganar dinero vendiendo armas a ambos Estados.

Por ejemplo, Alemania Federal, país al que su pasado nacionalsocialista no le permite criticar tampoco a Israel ni dejar de venderle armamento a pesar de sus violaciones del derecho internacional.

Pero volvamos a Arabia Saudí, la monarquía feudal que lleva a cabo una guerra sin cuartel contra los rebeldes hutíes en el vecino Yemen, a los que acusa de estar apoyados por su enemigo, Irán.

La monarquía saudí ha sometido al Yemen a un bloqueo por tierra y mar que, según Médicos sin Fronteras, amenaza a ese país con una hambruna sin precedentes.

Desde el comienzo de su guerra civil, en 2014, han muerto en el Yemen más de 10.000 civiles, y alrededor de medio millón se han infectado de cólera por culpa de la destrucción casi total de sus infraestructuras, incluidas las sanitarias.

Se trata de una guerra que no parece que vaya a ganar nunca Riad y que le cuesta unos doscientos millones de dólares al día, según un estudio de científicos norteamericanos. Pero a ese país rico en petróleo no faltarle el dinero.

El conflicto por la hegemonía en la región del Golfo entre Arabia Saudí e Irán, que están también enfrentados en Siria y en el Líbano, sería razón más que suficiente para dejar de atizarlo más enviando armas a cualquiera de las partes.

Y, sin embargo, según datos del propio Gobierno de Berlín, Alemania exportó el año pasado armas a Riad por valor de 530 millones de euros. Y sólo en el tercer trimestre de este año el valor del material vendido llega a casi 148 millones.

El partido Die Linke (La Izquierda), en la oposición, criticó el incremento de las exportaciones bélicas tanto a los saudíes como al Egipto del mariscal Al Sisi, al que Alemania vendió también armas por valor de cerca de 300 millones en el tercer trimestre.

Se da la circunstancia de que Egipto es al mismo tiempo un aliado de Arabia Saudí en la "sucia guerra del Yemen", como la calificó el diputado Stefan Liebrich, que fue quien arrancó esos datos de exportaciones al Gobierno de Angela Merkel.

Los críticos de las ventas de armas a esos países, entre los que están también Los Verdes alemanes, temen que ese material se utilice no ya sólo en el Yemen, sino en una eventual guerra, mucho más amplia y mortífera, en toda la región del Golfo.

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