Después de algunos artículos míos en los que he hablado ampliamente de la excepcionalidad de algunos inviernos en muchos lugares se puede pensar que la normalidad en la meteorología y climatología es poco frecuente. Esta intuición de la gente a pie es acertada. Efectivamente, si algo caracteriza la meteorología y la climatología en un lugar es que a menudo no se ajusta a los valores medios de un periodo temporal largo, por ejemplo el clásico, el de 30 años. Hemos investigado las series de precipitación y temperatura de muchos observatorios repartidos no sólo en la geografía catalana, española, europea sino también en la mundial y si algo caracteriza la meteorología es las desviaciones mensuales respecto el promedio climático. Es poco habitual que en un mes las temperaturas sean idénticas a los promedios climáticos, y aún menos que las precipitaciones se aproximen a los valores medios. Esto se debe a la propia variabilidad meteorológica y climática, donde intervienen simultáneamente muchos factores. El vulcanismo es un factor importante que ha desencadenado catástrofes climáticas, como el año sin verano, en 1816. Los patrones de teleconexión, como El Niño, la Nao (Oscilación del Atlántico Norte), la WeMO (Oscilación del Mediterráneo Occidental, y otros teleconexiones provocan cambios en la circulación atmosférica que afectan directamente al tipo de tiempo que afecta a un lugar. Si esto añadimos que en las últimas décadas ha habido un cambio de los usos del suelo muy importante, con la urbanización de terrenos antes naturales, y también con la reforestación de zonas antes agrícolas o sin bosque, o lo contrario el proceso de deforestación, son causas que nos pueden ayudar a explicar las variaciones térmicas de un lugar, de una región entera o del conjunto del planeta , junto con las emisiones de gases de efecto invernadero.