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Círculos y edades

Mi amigo y saxofonista Artur Et me llama desde la taberna de Baltasar para que hablemos un rato. Bueno, no llama, envía un selfi por si estoy de sexo conyugal con el ordenador. Un vino, trae el siguiente. El miércoles es su día de ciudad: tiene que aprobar en el Conservatorio la última asignatura de su carrera. Artur es hijo de Pedro, mecánico algo mayor que yo y el primer y único aprendiz que toleró mi padre en su taller. Cuando pasamos por delante de las infinitas terrazas de estudiantes y erasmus de Benimaclet, Artur exclama: «Quant de color n´hi ha per ací!». Hay un momento en la vida en el que percibes que no hay nada más importante que ir cerrando círculos, a ser posible con un poco de pulso, deberíamos volver a las clases de caligrafía.

Uno de esos círculos a los que me refiero, lo descubrí, el otro día, al sorprenderme a mí mismo riéndome a carcajadas del mismo tema, con las mismas palabras, que emplearía mi madre. Mi difunta madre, Marieta, se quedó en mi cabeza para fundar una colonia de verano, no le gustaba el frío. Cuando era un adolescente avanzado, o sea casi un hombre joven ya con algunos años y mucha pereza de madurar, descubrí, horrorizado, que sólo odias de verdad en tus padres aquello que odias en ti mismo. La sangre es un alarido que se propaga, preferiblemente entre parientes de primer grado. A mi madre le gustaba leer de todo y sin ningún orden o prioridad; a mi, también. No es un dato irrelevante, se supone que hay que tener criterio y ser un poco selectivo ¡Baaah! ¿Y el vicio? ¿Y el gustazo de extraviarse?

Un día me dejé en casa El extraño caso de Charles Dexter Ward, un relato de terror sobrenatural. Al día siguiente volví por Sueca y mi madre me preguntó: «Els que estan en el pots de sal són les persones?». Ya se había leído dos tercios de la novelita que se incluye en el precioso Lovecraft anotado de Akal que acaba de regalarme mi mujer. Otro círculo. Poco antes de morir, mi madre me dedicó algunas miradas que parecían de reproche o decepción, pero no lo hablamos y no sé como cerrar ese círculo.

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