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Cuentos sin moraleja

Estamos tan enloquecidos por las series que a este paso la vida debería contarse por temporadas en vez de por años. Yo ya llevo algunas. No tantas como Santa Bárbara (¿se acuerdan de aquella serie? Esa no iba por temporadas sino por miles de capítulos) ni tan pocas como «¿Cómo lo ves?», que no ha llegado a media. Si me leyeron hace algunos días -y si no, mal hecho- ya vaticinaba yo que Carlos Herrera no llegaría muy lejos con el programa que le había concedido TVE. Si es que estaba cantado. Ha llegado a seis de las 13 entregas previstas. «Un amable cese de esfuerzos», decía el periodista en su cuenta de Twitter en alusión a su despedida de la cadena pública. Sonaba como aquello del «cese temporal de la convivencia matrimonial» de la infanta Elena. ¿Temporal? Pues se acaban de cumplir 10 años. Bueno, 10 temporadas. Pues eso, temporal.

De cuento en cuento

Las audiencias del pasado domingo me dejaron atónita. Cuando vi que Telecinco emitía «Pretty Woman» pensé que la película protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere volvería, al menos, a ocupar los primeros puestos de lo más visto del día. Vamos, lo habitual en otras ocasiones y emisiones. Creía que, a pesar de los años, el «cuento de hadas» (como siempre lo han querido vender) seguía siendo la gallina de los huevos de oro. Craso error. Otros más jóvenes han venido para destronar a Vivian y Edward. Y son Anastasia y Christian, los protagonistas de «Cincuenta sombras de Grey», esa cinta pseudoromántico-erótica, que llegó a ser calificada como «porno para mamás (¿?)... En fin, que hemos cambiado un «cuento» por otro, aunque de moraleja ambas andan flojitas.

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