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Machado y Rocafort

Hace unos quince años visité la tumba de Antonio Machado, en Colliure, y vi que las figuraciones del poeta continúan vivas en coplas, cartas, dibujos y presagios. Llamaba la atención la cantidad de hojas arrancadas del bloc de notas de profesores y alumnos. Un poeta de maestros (y maestro de poetas), es decir, alguien que además de perseguir la belleza, se enfrasca en razones acerca del bien vivir. Mucho más reciente fue mi visita, hace unos días, a Rocafort, invitado por la asociación de vecinos que lleva el nombre del poeta, para presentar el libro de crónicas -La inteligencia a sus pies- de mi amigo José Vicente Aleixandre, residente en Rocafort muchos años con su mujer Pilar López.

Este fin de semana, Rocafort, que preside la red de ciudades machadianas, festeja al poeta con una Aula Juan de Mairena, que abre, hoy por la mañana, Manuel Aznar Soler. Hablan, entre otros, la escritora y política Ana Noguera y la presidenta de la Fundación Antonio Machado de Cotlliure, Monique Alonso. A Machado, refugiado de lujo, cartel a exhibir por la causa republicana, lo instalaron en Villa Amparo, Rocafort, un hermoso chalé que ha salido a la venta después de ser discoteca, salón de bodas, restaurante y más cosas y que tiene la protección -siempre relativa en España- de Bien de Relevancia Local. En Japón -Machado era muy japonés- ya sería un santuario. Aquí se busca el dinero en las alcancías avaras que sobrevuela el nosferatu de Hacienda.

Los mejores versos de Machado parecían sacados de un palimpsesto, eran como decires antiguos rescatados de un pergamino, una sabiduría en perspectiva, una vieja memoria. Al final, tras la presentación nos vamos quedando y conociendo unos pocos, como el escritor Antonio M. Herrera, tan machadiano que fue profesor de literatura. O como otro contertulio, Enric Albiach, que fue profesor de francés (y valenciano). Herrera se inventó un libro de diálogos con Vicent Andrés Estellés a quien le derriban, regularmente una estatua en su propio pueblo, Burjassot, las acémilas iletradas en las dos lenguas oficiales.

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