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El sagrado régimen foral

Hace diez años, nadie en España se atrevía a oponerse a la pervivencia, junto con el régimen común de las comunidades autónomas, del régimen foral vasconavarro y el sistema del cupo. Por «nadie» me refiero a ningún partido político u organización relevante. Tan sólo UPyD, un partido entonces recién fundado que obtendría un único diputado en las elecciones de 2008, quería acabar con esa excepcionalidad. Pero hoy, diez años después, inmersos en una crisis territorial que en parte es consecuencia de la crisis económica que estalló entonces y la subsiguiente reducción de recursos en todas las CCAA, ya son dos los partidos políticos los que han votado en contra de la renovación del cupo vasco. Uno de ellos, Ciudadanos, es el cuarto grupo parlamentario, y agrupa en torno al 15% del electorado. Otro de ellos, Compromís, es una formación valenciana, que ha condensado sus contradicciones internas (excomunistas de Iniciativa vs nacionalistas del Bloc, simplificando mucho) en torno a la defensa de un valencianismo progresista sin veleidades independentistas.

La decisión de Compromís es muy importante; mucho más que lo que podría aventurarse por su peso parlamentario (cuatro diputados). En muchos sentidos, se encuentra en las antípodas de Ciudadanos: se trata de una formación progresista (Ciudadanos se ubica inequívocamente en el centroderecha desde que abjuró de la socialdemocracia, y de hecho está creciendo electoralmente a costa del PP); y se trata de un partido que, obviamente, busca defender los derechos de las autonomías y la descentralización, al contrario que Ciudadanos.

Lo que une a ambos, y a muchos votantes (no sólo de estos dos partidos) detrás, es la constatación de que la convivencia del régimen foral con el común del resto de las comunidades autónomas es, sencillamente, insostenible. Lo es porque el régimen foral constituye un privilegio indudable, que implica que el País Vasco cuente para gestionar sus servicios públicos con 4.654€ per cápita, prácticamente el triple que la comunidad peor financiada de España: la Comunidad Valenciana (1.798€ per cápita).

Con esas cifras, es comprensible, y un acierto, que Compromís use sus cuatro diputados para escenificar su desacuerdo con el cupo, punto de partida para reivindicar la desaparición del régimen foral; una excepcionalidad que no se sostiene. Pretender que la legitimidad medieval del régimen foral justifica su mantenimiento es, en democracia, un argumento ridículo.

Tan evidente es el agravio comparativo y la desigualdad, plasmada en las cifras, que los defensores de mantener el sistema (que son casi todos en el País Vasco y Navarra, pues, obviamente, no quieren perder el chollo) arbitran argumentos a menudo impresentables, deslizados sutilmente, como que los vascos gestionan mejor, no son corruptos, y por eso tienen más recursos. O que más vale que se mantenga el sistema, si no queremos que el independentismo arrecie en el País Vasco (en el pasado, este argumento se combinaba con la ominosa presencia de la banda terrorista ETA).

La realidad de las cosas es que el concierto vasco es indefendible, y cada vez son más los ciudadanos que lo tienen claro. Por fortuna, algunos partidos se atreven a decirlo, aunque eso suponga un coste electoral en el País Vasco y Navarra (caso de Ciudadanos, que apenas existe electoralmente allí), o la segura venganza del PNV cuando haya que votar cualquier cosa que verdaderamente interese a Compromís.

Pero si queremos arreglar de verdad el problema de la financiación, encontrar un modelo que -más o menos- contente a todos, dicho modelo ha de basarse en principios claros e iguales para todos los ciudadanos. De manera que no funcionará, no puede funcionar, si junto a dicho modelo pervive otro, específico para dos de las regiones más ricas de España, que por inusitadas razones históricas cuentan con derechos, y sobre todo cuentan con recursos, inalcanzables para los demás. A fin de cuentas, si se trata de repartir los recursos existentes, seguro que en el País Vasco, donde tan bien afirman gestionar las cosas, a diferencia de los corruptos valencianos, les irá mejor.

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