Ha estado muy bien que el alcalde Joan Ribó y el concejal Vicent Sarrià hayan dado explicaciones a los ciudadanos sobre el Parque Central, pero mejor hubiera sido que presentaran su proyecto porque el expuesto no es realmente suyo, sino heredado. Una birria de proyecto que no puede reparar la intervención de ninguna arquitecta célebre. Otra ración de la ideología que identifica un cielo de grúas con la gloria celestial. Más incienso quemado en el altar mayor del ladrillo. Ninguna garantía de que serán respetados los árboles, crecidos y con historia, de la calle Bailén.
Y por encima de todo, el cuento de la lechera de que con esas plusvalías se pagará o se empezará a pagar el túnel pasante, aun no sabemos cual de ellos, ni cuando empezaran las obras, ni si el estado dará algún duro. Sin contar la posibilidad de que se reviente la ciudad entera al paso de su trazado. También se mantienen las cuatro torres de 25 pisos. Por cierto ¿tienen los bomberos alguna escalera que llegue ahí? Es importante, a los tarados del planeta les encanta estamparse contra las torres, los ve todo el mundo. Cierto que las cifras, mucho más engañosas que las mentiras deliberadas, establecen un balance muy favorable a la zona verde comparada con la pequeña fracción edificable. Es pequeña, sí, pero bien aprovechada. Dadme un solar y llegaré a las nubes.
Ya sé que moverse con provecho, con provecho para la ciudadanía, entre un ejército de hormigoneras posicionadas, no es tarea fácil y si no sonara condescendiente diría que los ediles cuentan con mi comprensión. Pero el dilema que nos planteamos desde hace tiempo es conseguir una ciudad más habitable, romper el aislamiento de Malilla (o Nazaret), rescatar a Velluters y El Cabanyal de la tropa turbia de la degradación y hacer una ciudad más habitable. Sin tantos humos como hemos ido acumulando (no es la paja de arroz, es el coche). Sin favorecer los crecimientos urbanísticos mientras queden tantos pisos libres en la ciudad. O sea que un parque es un parque y mejor sin plazas duras ni alcorques. Con tierra que escarben los perros y recoja la lluvia.
