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La asignatura pendiente de la integración en el fútbol

Cuando las normas chocan contra el sentido común resulta conveniente hacer una excepción. Pero cuando lo que se vulnera, además, es una ley, no hay más remedio que cambiarlas. Estas dos reflexiones vienen a cuento de la negativa de la federación valenciana de fútbol -aludiendo a normas de la FIFA, un organismo salpicado por la corrupción- de inscribir en la competición infantil al equipo No Solo Fútbol Sagunt. Sus dirigentes, con un exquisito criterio, se niegan a dejar fuera del conjunto a los inmigrantes que no han conseguido reunir la exigente documentación que requiere la federación. Muchos más papeles, como comenta uno de sus directivos, que los que se les reclama para escolarizarlos.

Un completo sinsentido.

Poner las normas de la FIFA dictadas para controlar la incorporación de los más pequeños a clubes profesionales como el Real Madrid o el Barcelona, a equipos nacidos para utilizar el deporte como una herramienta de integración, es, como mínimo, kafkiano.

El conseller de Deportes, Vicent Marzà, decía muy acertadamente en una entrevista con Cayetano Ros publicada por este periódico la pasada semana, que «hemos ido demasiado lejos en la mercantilización del deporte. Los niños han de jugar, disfrutar». Pero parece que en algunas direcciones federativas cuesta mucho entenderlo.

Mantener o defender estas normas en una organización como la federación que, por mucho interés público que pueda despertar, es privada, resulta impresentable y, probablemente, ilegal.

Solo hay que leer la Ley del Deporte de la Comunitat Valenciana. En su sección sexta, artículo 49 punto 1, regulador del principio de igualdad y no discriminación, queda meridianamente claro: «La libertad y voluntariedad han de presidir cualquier manifestación de carácter deportivo, en condiciones de igualdad, erradicando todo tipo de discriminación».

Ya tenemos bastante con esos padres descerebrados que gritan e insultan a jóvenes árbitros o a los niños del equipo «rival» (término que debería desaparecer del deporte por el carácter beligerante que se le ha concedido) en los partidos; que trasladan a sus propios hijos una competitividad mal entendida, convirtiendo un simple encuentro deportivo en un contenedor de frustraciones.

La segunda acepción de la palabra deporte, según la Real Academia Española de la Lengua es «recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre».

Por favor, seamos razonables.

Y disfrutemos y eduquemos con los valores adecuados.

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