Nos dicen que hay «políticos presos» y «presos políticos», y lo que nos quieren decir es que los hay de los unos, pero no de los otros. Cuando, quizá y sin embargo, los haya de los dos tipos. O vete tú a saber. Se trataría, entonces, de una ocurrencia que deberíamos revisar. Los presos políticos lo serían por sus ideas y los políticos presos por sus actos. En el caso de los independentistas, estarían presos por los actos realizados para llevar a acabo sus ideas. Si un independentista no hace nada en el mundo sensible, puede seguir siéndolo en el inteligible y, entonces, no estaría preso, sino histérico. No sé por qué me acuerdo aquí de la homosexualidad y de la casuística de algunos religiosos. Se establece que la homosexualidad es un pecado nefando contra natura, ergo contra Dios; pero la tolerancia del amor cristiano nos vuelve generosos: el homosexual que lo sea porque no lo puede evitar y lo sea de pensamiento (sin pasarse), ése no peca y no irá a la cárcel del infierno. Pero, en cuanto se ponga manos a la obra, la jodió, ya pecó y se condenó. Dicho en corto: usted puede ser homosexual, pero sin ejercer (suponiendo que uno pueda ser pintor sin pintar, escritor sin escribir o gracioso sin hacerle gracia a nadie). Ese es el argumento de quienes les niegan a los independentistas presos su condición de políticos y los señalan como simples delincuentes. Se establece que promover acciones contra la unidad del Estado es un pecado o delito contra la naturaleza de lo previamente acordado y, así, aunque la tolerancia democrática (¡piense lo que le dé la gana!) permite el independentismo ideológico de pensamiento y palabra, lo persigue, sin embargo, de obra. Se seguiría de esto que, siguiendo las reglas del juego democrático, sea cual sea el resultado en las próximas elecciones, aunque los independentistas ganaran por goleada en el reino de los cielos, siempre perderían aquí en la tierra. De donde se sigue que las elecciones sólo solucionan el problema si los independentistas pierden y mejor si lo hacen por mucho y les da por el vicio sobrevenido de la heterosexualidad. Dicho esto, yo qué sé. ¿No sería mejor soltar a los criminales ya y alcanzar un acuerdo cuando se pueda? Y, ya que estamos, ¿existen diferencias entre un exiliado político y un político exiliado o, en este caso, lo mismo da que da lo mismo?

Por descontado que con respeto, no acabo de ver eso de que "el legado de Rita Barberá merece mayor reconocimiento". Podría ser, sin embargo, que uno fuera un judío de La vida de Brian (-los judíos no le debemos nada a los romanos; -...el acueducto; -Bueno, sí, pero ¿además del acueducto?; -...las vías; -Vale, pero ¿además de las vías y el acueducto?; -...las termas; -Sí, sí, pero ¿además de las termas, las vías y el acueducto?; -...el alcantarillado; -Admitámoslo, pero ¿además del alcantarillado, las termas, las vías y el acueducto?; -El circo, el anfiteatro; -Vale, vale, pero ¿además del circo, el anfiteatro, el alcantarillado, las termas, las vías y el acueducto, ¿qué nos dejaron los romanos?). ¿Cuál es el legado de Rita?