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«Like» por «like»

La noche del lunes Cuatro emitió una entrega de «Fuera de cobertura», el espacio de reportajes que presenta Alejandra Andrade. Lo intercepté a medio barrido a golpe de mando entre las cadenas y llamó mi atención. Trataba sobre las tan populares «influencers» o «influyentes» en el lenguaje cervantino (oh, sorpresa, existe una palabra en castellano para el anglicismo). No se piensen que me pilla de nuevas la popularidad de estas jóvenes (hablo en femenino porque la mayoría son mujeres, al menos, las que protagonizaron el espacio) pero sí que me dejó «ojiplática» (a ver si solo las «influencers» se pueden inventar vocablos) los niveles de endiosamiento a los que se les llega a elevar.

Muerta en el sofá me quedé cuando Andrade aseguró que la «influencer» Gigi Hadid se embolsa con una foto -UNA sola foto- lo que una persona con un sueldo mensual de 1.500 euros tardaría siete años en ganar. Mátame camión. Y ustedes se preguntarán -a quienes esto de las «influencers» les coja desprevenidos- ¿qué hacen estas chicas? ¿Salvan vidas, crean miles de puestos de trabajo, tienen proyectos para hacer de este perro mundo un lugar mejor? Pues no, amigos. Estas y estos «influencers» se hacen miles y miles de fotos para después subirlas en sus redes sociales, Instagram, sobre todo. Sus miles de seguidores les adoran y las marcas se los rifan. Para nada voy a entrar a juzgar esta ocupación (lo siento, a mí me cuesta considerarlo como profesión), tan lícita como otra cualquiera y a la que tantas horas dedican estas jóvenes. Y que buenos ingresos les reporta.

Me volví a sorprender cuando Andrade preguntó a un grupo de adolescentes de un instituto qué pensaban de los «influencers». «Podemos cambiar la forma de ser y pensar en función de lo que les guste a ellos», «yo sí pienso en dedicarme a ser ´influencer´», decían los chavales sin tapujos. Aseguraban que se pasaban horas y horas en sus redes sociales, que los «like» («me gusta») por cada foto que subían marcaban su estado de ánimo. «Like por like», decía otra. Que a mí me recordó al «ojo por ojo, diente por diente». 150 «likes» les parecían pocos. ¿¿Pocos?? Yo creo que 150 amigos son los que tengo en Facebook. Aunque claro, en tiempos de «like» por «like» parece que cantidad gana a calidad.

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