De niños, marcábamos una línea en el suelo y con «l´uccello fuori», como podría haber dicho Dante o Domenico Modugno, competíamos por ver quién meaba más y más lejos. Ni que decir tiene que nunca pudimos con Bartolo, dotado por la naturaleza de una vejiga prodigiosa. En cualquier caso, y por supuesto, jamás competimos por mearnos en los zapatos ni por hacerlo pronto y ya.

Lo que son las cosas, sin embargo, y aunque la memoria sea caprichosa, algo así hicieron el otro día Beatriz Gascó (PP) y Mercedes Ventura (Cs) compitiendo en las Corts por ver quién es la madre del cordero, en un debate que no levantó el vuelo ni se alejó un palmo del zapato. Si han llegado hasta aquí, y sea cual sea la madre, ustedes se preguntarán quién es el cordero alumbrado. Pues bien, el cordero es el «adoctrinamiento catalanista», el rancho o pienso que se sirve en las escuelas a la futura infantería de un ejército de Robocops programados para la secesión. Cabreada, reclama Beatriz ser la primera en mentarlo y, ofendida, exige Mercedes que se les reconozca que han meado la cuestión a una mayor distancia. Sea quien sea la primípara y maternidades al margen, que se la concedemos compartida, piden ambas una Alta Inspección del Estado, un alto inquisidor, que controle a los profesores de esta nuestra comunidad en el aula, no sea que los «niños, en lugar de pintar ositos (o madroños), sean obligados a pintar Països Catalans (o angelitos negros)». ¡Virgen santa, cuánto peligro! Parece, pues, que los niños valencianos están muy adoctrinados, no hay más verlos, y asilvestrados, y que no sabemos la que se nos avecina si no iniciamos la Contrarreforma. Y no crean que todo esto es un calentón de Beatriz y Mercedes (o Mercedes y Beatriz). No: tienen pruebas. Ya existe un niño en Massanassa capaz de pintar Països Catalans con los ojos cerrados y una niña en Massamagrell que dice que habla catalán como la que habla en prosa, ¡caramba con la niña y el sexo débil! ¡Más lejos que Bartolo!

Pero eso, con ser mucho, no lo es todo: a la maldad de los profesores públicos, privados, concertados, interinos y en paro, tan sólo superada por Grezzi, ¡bello uccello! o ¡menudo pájaro!, que en cuanto te descuidas te planta un tiesto o un carril per tutto l´angolo, hay que añadir la del Consell en pleno presidido por el Risitas. Elaboran una ley para proteger la huerta, ¡ja!, pero y además sin embargo, Luis Menosmal Santamaria, ya repuesto de los síntomas de la identidad, dice que es confiscatoria (¡dámela!) y comunista (¡tómala!). Yo no sé ustedes, pero uno (digo de mí) duerme tranquilo sabiendo que gente como Mercedes, Beatriz y Luis están ahí, centinelas insomnes e ininterrumpidos espías, como decía Hobbes, velando para que no nos la den con queso o nos la claven de refilón.