A partes iguales entre difícil e interesante, es el camino que una pléyade de gladiadores ha recorrido hasta llegar al estigma de su primera hipérbole en defensa de la democracia. Un entusiasta grupo de personas de toda España han conseguido lo más complicado, unirse en torno a un proyecto incipiente y decidir cómo quieren que crezca, superando los peores augurios de aquellos que lo veían muerto antes de ver la luz. Pues como si de un embarazo se tratase, un embrión que empezó a crecer en el seno de nuestra nación hace ahora nueve meses, empezará a respirar su consolidación este próximo fin de semana en el más adecuado hospital de este país, la capital de España, lugar escogido para alumbrar un nuevo proyecto político que, como en las buenas películas, ha generado suspense desde el primer minuto y deja un final con buen sabor de boca.

El congreso de Contigo Somos Democracia pone los puntos, las comas y los acentos en todos los lugares necesarios para establecer un recto camino a seguir en defensa de los intereses, sentimientos y necesidades de muchos millones de huérfanos españoles, gracias al ímpetu de unos cuantos de ellos que no se conforman con lo que ven y mucho menos con la desidia y el deterioro moral que el poder establecido les muestra a diario. No ha sido un camino fácil, ¿qué mujer no ha sufrido y disfrutado a partes iguales un embarazo? Este bebé que ahora nace, es el fruto de muchas horas de esfuerzo e ilusión que unos cuantos e ilusionados padres decidieron empezar a dar forma allá por el mes de abril, tras conseguir superar horas de zozobra que persiguieron desde fuera su estigma de alma ciudadana traicionada, y que hasta el último minuto ha inoculado su pertinaz veneno desde la Ribera.

Mientras toda España se sigue debatiendo entre buenos y malos, entre falsos constitucionalistas que quieren destruir la Constitución, y separatistas que quieren destruir la nación, un inteligente ejército de hombres y mujeres, armados con los mejores argumentos que da el prestigio y solidez de cuarenta años de democracia y bienestar social, llevan meses luchando por consolidarse como proyecto político, teniendo como principal objetivo el poner en solfa la necesidad del urgente inicio de una segunda transición, luchando a la vez por hacerse creer y por darse a conocer. España les necesita y ellos así lo han entendido. La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Lo saben y lo asumen, dilatada experiencia política hay en muchos de sus rostros. Conocen los riesgos, pero los sobrepasan con creces las virtudes. Nueve meses después, con sigilo y paso firme, son ya una realidad en 13 comunidades autónomas, más del 50 % de las provincias españolas, mil afiliados de cuota y dos mil más que les alientan desde su inicial plataforma.

Este pasado fin de semana, más de 200 compromisarios de toda España han afrontado con ánimo y cautela, martillo y cincel, el alumbramiento de su primer y más importante manuscrito, su hoja de ruta, la que entienden será en pocos meses, el ideario político que marcará el destino de esta necesitada nación. Una España que funciona y muy bien a pesar de su paupérrima clase política. Pero una España también que para muchos sigue siendo un todo que representa sentimientos de arraigo tan fuertes que se hace imprescindible defender, pues no sólo de pan vive el hombre, ni estos están dispuestos a seguir soportando un escarnio tan extendido y consentido. Difícil tarea. ¿Quién dijo que fuera a ser fácil?