En política los detalles indican el camino a seguir. En enero de 2016, Tomatito actuó en el Teatro El Musical, en el corazón del Canyamelar. Esa noche ocurrió un hecho significativo. Al finalizar la actuación, parte del público empezó a abandonar el patio de butacas sin pedir un bis, cosa extraña en un concierto que había levantado pasiones en una platea rebosante. Con medio aforo ya en el hall, Tomatito volvió al escenario y esa misma gente volvió apresurada a ocupar sus butacas preguntándose por qué había reaparecido el maestro. ¿Qué había ocurrido? Alguien que jamás ha entrado en un teatro no conoce las tradiciones de la escena, no sabe que puede pedir «una cansoneta i mon anem», un bis. Darnos cuenta de que la mayoría de las personas que asistían al concierto era la primera vez que pisaban un teatro nos confirmó que íbamos por el buen camino. Cuando llegamos al ayuntamiento, el TEM estaba cerrado tras una fraudulenta gestión del empresario José Luis Moreno, por la que se le reclaman 500.000 euros. La Rambleta estaba hipotecada a 20 años con un modelo de gestión donde el ayuntamiento quedaba al margen. Finalmente, Espai Mutant, incomprensiblemente, se encontraba gestionado por una fundación de la Concejalía de Innovación. Tres espacios escénicos diferentes con tres modelos de gestión distintos. Un despropósito que evidenciaba la incompetencia del gobierno anterior. En noviembre de 2015, la concejalía de Acció Cultural reabrió el TEM tras paralizar su privatización. Actualmente, su personal ha sido seleccionado mediante concurso público, respondiendo a las demandas del sector, harto de opacidad y de contrataciones a dedo. Era el caso de la fundación que gestó el propio Espai Mutant, investigada por sus vinculaciones en el caso «Gürtel» y con su anterior gerente imputado por blanqueo de capitales. Después de un año cerrado, en 2018 el Espai Mutant se integrará en la concejalía de Acció Cultural junto a los otros teatros municipales.

Es de sentido común que todos los teatros municipales se coordinen desde la misma concejalía. Así, se mejora la eficiencia de la gestión, se reducen costes innecesarios y se puede programar de forma coordinada, dotando de una mayor calidad la oferta cultural del ayuntamiento. El objetivo ahora es dotar a La Mutant del ADN TEM, reconociendo los aciertos de sus anteriores gestores. El TEM es un ejemplo nacional de cómo la gestión pública de la cultura con objetivos sociales puede mejorar la vida de las personas, sin renunciar a una programación de primerísimo nivel y con precios asequibles. El arte es más que un mero espectáculo, el arte es una herramienta de cohesión y desarrollo social. Con Tomatito lo vimos claro.

Si esto molesta a quienes han hecho carrera con nombramientos a dedo, a quienes jamás se han presentado a un concurso público, lo sentimos. No hemos venido a la política a alimentar a estómagos agradecidos sino a asegurar una gestión pública decente, transparente y de calidad. Nos vemos pronto en La Mutant.