La ópera siempre es contemporánea, porque la escuchamos y la releemos desde el presente. También debería serlo para esos políticos que deben de pensar que Verdi se copió el «Va, pensiero» de Nana Mouskouri.
Ahora que los gestores del Botànic quieren revisar su apoyo al Palau de les Arts, me parece oportuno reivindicar los instantes en los que la ópera nos ha curado el alma, también a través de la televisión.
Sucede menos de lo deseado, pero a veces la tele nos eleva y nos desconecta de la avasalladora actualidad sociopolítica. Pocas artes como la ópera nos reconectan con el perenne latido de lo intemporal. Es decir, la ópera en televisión conecta con lo mejor de ti mismo.
Nuestros teatros y nuestras televisiones deberían decidir ser felizmente dignas de su función y dedicarse a cuidar nuestras almas de la mejor manera. «This is art», con Ramon Gener, es un trepidante despliegue de impactos, paisajes, escenarios y sensaciones que nos reconcilian con lo mejor de nosotros.
Ramon Gener no solo abraza la música; ahora también contempla todo el arte del mundo. Como dice el crítico Ferran Monegal, «qué gran mirada la de Ramon, es como un niño grande que nos ilumina, instruye».
A veces la televisión y la cultura pública nos permite sentirnos mejor de lo que somos, ya ves. Bienvenidas sean las televisiones y los gestores públicos a los que no les molesta que algunos genios nos acaricien el alma.
