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Así va la pantalla

A estas alturas de la temporada ya se ha demostrado el sí y el no del entretenimiento en horario estelar. Y de lo visto y consumido, deduzco que en Mediaset alguien estará dándole varias vueltas a la cabeza para encargar nuevos formatos que hereden el esplendor que antaño gozaban aquellos que hoy languidecen. En el lugar menos destacado del ranking de los que siguen triunfando, pero con evidente desgaste, se encuentran «La Voz» y «TCMS». Los reyes del entretenimiento musical blanco ya no lo son tanto, pues la batalla de cada viernes por un público similar resta tanto «share» como lo hace la falta de novedad. Intuyo que los viernes del año que viene no será igual que los de este.

Y después está el ocaso de la madre del «reality» que esta temporada se ha encontrado con el cansancio de la audiencia de un espectador que ha decido, sin votos, que la casa de GH debe descansar. Y así será después de finalizar su edición más breve y menos seguida desde que nació con el milenio.

Hay que leer entre «frames» el porqué del triste final de aquel que marcó el camino de gran parte de lo que la tele es hoy. Hay tanta gente que sueña con dejar de ser anónimo pasando por Guadalix que el vaso de la fama se ha derramado, se puede decir que, con la edición de este año ha explotado la burbuja del nuevo famoso. En casa ya no interesa tanto aquella o aquel que aspira a ser profesional de la discusión, el espectador pide más inocencia y además que hagan algo, por ejemplo, cantar como en «Operación Triunfo». GH tiene dos soluciones: Recuperar a Mercedes Milá o entrar en barbecho unas cuantas temporadas como ya hizo en su momento el pelotazo de la temporada. Al principio no confiaba, pero OT lo ha conseguido: resucitar con éxito y conquistar el corazón de los que hoy tienen la edad que nosotros teníamos cuando veíamos crecer con fervor a Rosa y Bisbal. Televisión bien hecha que, además, muestra personajes sin complejos para una nueva generación que se ve reflejada en ellos, en youtube, en un smartphone o en una tele de toda la vida y este es el presente, reunir en un mismo espacio el máximo número de pantallas.

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