Mirada larga: España. Ciudadanos ha llevado al PP al despeñadero. Lo ha descalabrado. Las consecuencias en la política nacional serán muy importantes, pronto se dejarán sentir. Mariano Rajoy va a confrontar serios problemas para mantener la estabilidad tanto del PP como la de su Gobierno. Ciudadanos va a disputarle la primogenitura de la derecha, y lo hará con inusitada fuerza, puesto que quedar primero en Cataluña y dejar al PP no ya en la irrelevancia, sino simplemente en la nada convoca al fantasma de la UCD. Ciudadanos puede sustituir a un partido en el que la herrumbe se ha extendido imparable e incapaz de responder con un mínimo de credibilidad a la corrupción que lo cerca. Veremos cuál es la respuesta de Rajoy, pero le será imposible hacer lo que más le place: nada.

Mirada corta: Cataluña. Junts per Catalunya ha infligido un doloroso correctivo a ERC. Parece que el exilio bruselense ha sido más rentable que el encarcelamiento en Estremera. Carles Puigdemont ha podido con Oriol Junqueras. Pero no puede dejarse al pairo el hecho de que hay políticos catalanes en la cárcel por hacer política. No son presos políticos, pero sí políticos en la cárcel preventivamente. Parece excesivo el rigor del magistrado instructor del Tribunal Supremo.

Lo que no cambia es la mayoría absoluta de los partidos independentistas, lo que nos situa ante un hecho inaudito en Europa: el plausible candidato a la presidencia de un gobierno regional, a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, está privado de libertad. Un parlamento resultado de una participación altísima, superior al 80 %, propone a un político que no puede regresar a España para evitar ser encarcelado, al presidente de la Generalitat cesado por la traumática aplicación del artículo 155 de la Constitución, para desempeñar nuevamente el cargo del que fue despojado por el presidente del Gobierno.

Si lo expuesto no hace crujir las cuadernas de las instituciones españolas nada ya será capaz de hacerlo. La tesis de lo que sucedía y sucede en el Principado supondrá una sacudida brutal en la vida política española se está materializando.

¿Qué sucederá a partir de ese momento? ¿Cómo actuar? M. Rajoy ha conducido al PP al desastre sin paliativos. Un hundimiento que, reiterémoslo, nos retrotrae a las vísperas de lo que ocurrió con el partido fundado por Adolfo Suárez en vísperas de las elecciones del 28 de octubre de 1982, las que consagraron la espectacular victoria electoral del PSOE (202 diputados) y la emergencia de Alianza Popular, matriz del actual PP, que con un centenar largo de escaños sustituyó a UCD como el partido de referencia de las derechas españolas.

Los que están por venir serán tiempos convulsos, porque el PP se va a revolver contra Ciudadanos, hará lo indecible para evitar que en España acontezca lo que Cataluña ha sentenciado.