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Matías Vallés

Las mejores (y peores) películas de 2017

La mejor película del año que también acaba es El caso Sloane. La sensacional interpretación de Jessica Chastain no debe ocultar un ritmo prodigioso, el compromiso para que el espectador se quede sin aliento.

La incorporación más reciente y casi más valiosa a la lista se titula En realidad nunca estuviste aquí, una actualización de Blue Velvet en la que estás a punto de perdonar los pecados pretéritos de Joaquim Phoenix.

Meses después, sigo atrapado en Sieranevada, tres horas en el interior de un piso rumano de clase media donde lo único excepcional es la soltura de la cámara. Equivale a un poema de ironía embozada de Wis?awa Szymborska.

Si pudiera decirse algo bueno del cine español, sería Selfie. El retrato descarnado del pijo rematado, con cameos involuntarios de Pablo Iglesias, nos reconcilia con la posibilidad de que Berlanga tenga herederos.

Negación perdió la suerte que merece, porque una película de campos de concentración sin presos defrauda el sadismo del espectador. La peripecia de la historiadora Deborah Lipstadt se apoya en un guion matemático de David Hare, tal vez el mayor dramaturgo contemporáneo.

La canadiense Le fils de Jean es la película trasatlántica del año y la mejor colisión de caracteres masculinos frente al dominio de propuestas femeninas.

Me refería por ejemplo a la belga La chica desconocida, donde se retrata a una médica de una fortaleza singular, a quien el altruismo no libera de la culpa que reparte el azar.

En El tercer asesinato, el cine japonés sigue instalado en los puntos de vista múltiples de Rashomon.

El incorrecto Ozon homenajea a Buñuel en El amante doble, de nuevo con una protagonista femenina y poco convencional.

También abunda Europa en Estados Unidos del amor, fábula polaca que analiza desde un prisma femenino las ventajas de no enamorarse. O eso creo recordar, porque en este artículo he preferido no consultar.

Hay que reservar un arcón para las peores películas, seleccionadas de acuerdo con sus pretensiones o sus recaudaciones. La La Land no merece el Oscar, o quizás sí. It da miedo por las razones equivocadas. Cincuenta sombras más oscuras es un antídoto contra el erotismo. Mother! es lo que pasa porque Darren Aronofsky se cree un genio (o porque le dejó Rachel Weisz). Blade Runner 2049 es 35 años peor que su inigualable predecesora. Toc toc es tócsica, define el desierto del cine español con la pretenciosa Abracadabra o la plomiza El guardián invisible. En Toni Erdmann confirmamos que no hay sentido del humor alemán, algún día se dirá que eres más aburrido que Fences.

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