La Navidad impregna todos los rincones valencianos. En nuestro interior algo cambia estos días: somos más sensibles, más solidarios, creemos y queremos ser mejores personas... El ambiente se inunda de luces y música que ayudan a entrar en la magia de la Navidad y retornar un poco a la infancia.

Nuestros hijos esperan a los Reyes Magos, los encargados de que todos los sueños infantiles se cumplan. La mirada de admiración de un niño acercándose a un rey mago es contemplar la pureza de la inocencia, y tanto da si el juguete que se recibe es nuevo o usado. El anhelo de quien espera toda la noche recibirlo hará de ese juguete el mejor regalo posible, sin defectos, sin reproches...

Hoy, unos 223.000 niños en la Comunidad Valenciana están en situación de pobreza. Nuestra tasa de pobreza infantil está siete puntos por encima de la media europea. En la capital, ese índice ha aumentado en dos puntos con respecto a 2015. Y un total de 60.000 niños de la región se han sumado en el último año a las estadísticas de pobreza.

Pero hay otros muchos datos que inciden directamente en el bienestar de nuestros menores que presagian que la Navidad no va a ser igual en todos los hogares. Por ejemplo, en lo que va de año se han contabilizado cerca de un millar de denuncias por violencia intrafamiliar en la Comunidad, algunas con final dramático, como el suceso ocurrido recientemente en Alzira; el número de mujeres con medidas de protección por violencia de género ha aumentado un 11% en relación al año pasado; un 8% de los valencianos con trabajo fijo está en riesgo de pobreza, y si el empleo es de carácter temporal, la cifra se eleva al 40%...

Llegará la cabalgata de los Reyes Magos y allá donde el bolsillo de los padres no llegue será la solidaridad individual y de colectivos sociales la que obre el milagro, como todos los años, propiciando que la alegría alcance al mayor número posible de hogares. A los padres y madres que en estas fechas son capaces de redoblar su esfuerzo por su familia, que se tragan muchas tristezas para salvar la Navidad de sus hijos, alguien tendría que explicarles que, por tercer año consecutivo, sus gobernantes han olvidado el compromiso de reducir a la mitad la pobreza infantil valenciana. Eso sí, regularán para que el tendero del mercado no vocee los precios y para que se proteja el bienestar animal. Los 220.000 niños en situación precaria deberán de seguir esperando.