Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Más vale comer... sin pasarse

Los de «Más vale tarde» tienen cada semana una sección sobre cómo comer bien mirando de frente al exceso, a las terribles calorías que se alojan en el riñón y no hay forma de eliminarlas. Con la tele igual. Hay que verla con moderación, aunque en estas fechas se nos va la olla, y a muchos chiquillos se les aparca ante Clan TV, Disney Channel, Baby TV u, ojalá no sea su caso, Telecinco, que el Niño Dios le perdone. Se nos va la olla con la comida y con la tele. El nutricionista de «Más vale tarde», Alberto Zamora, preparado, joven pero estricto como una gobernanta que baja la palmeta para darte en los dedos apiñados si te pasas, te recuerda que un simple mazapán tiene más energía calórica que un codillo, y es más intenso y apretado que una entradilla de Gloria Serra en «Equipo de investigación», y mira que la paya le echa tanto drama a sus sermoncillos que bien podría darle un empujón al jefe Antonio García Ferreras, el Anapurna del drama periodístico, y ocupar su mesa. ¿Más vale comer sin pasarse? Ja. Hablando de Ferreras esto no vale. En sentido figurado y en sentido literal. ¿Más vale salir en la tele sin pasarse? A mí con esas, dice don Antonio, que es un cachondo aunque lleve su mono de trabajo, o sea, chaqueta y camisetas negras, y ponga caras circunspectas y tal y tal.

Hace unos días, cuando Ana Pastor, su esposa, pasaba el día yendo de programa en programa de La Sexta vendiendo «17D-El Debat», y entró en directo en «Zapeando», coño, no puede ser, por detrás se coló su marido haciendo bromas con Quique Peinado, que puso cara de no puede ser, esto no nos está pasando, pero sí, era ÉL. Hasta Ana, tapándose la cara y bajando la cabeza dijo «esto es un escrache». Oye, y echaron unas risas la mar de distendidas, como en las buenas familias, a costa del ¿no quieres verme en la tele?, pues toma cinco tazas. La tele para Ferreras es como el morcón para Terelu Campos.

Sexo tántrico

Por decreto, ya no hay crisis. Eso lo sabe muy bien, di-vi-na-men-te, diría la divina Carmina Ordóñez, hasta el ujier que le abre la puerta a nuestro líder, el gran braceador, un Mariano Rajoy que nos deja imágenes entre aterradoras, loquísimas, descojonantes y de paródica marcialidad cada vez que sale del palacio y visita lugares en donde da sus caminatas ante las cámaras que lo siguen cuando ni siquiera han puesto las calles. Ya no hay crisis, y por eso nos han concedido llegar a los 735 euracos para el salario mínimo, coño, tiremos la casa por la ventana, invitemos a Fátima Báñez, la señora de Empleo, a una ronda de velas con las que iluminar a sus vírgenes, que tanto hacen por el bien de los trabajadores, pongámosle un belén con bombillas caras. Pues bien, como ya no hay crisis -si el año pasado eran unos 400 euros lo que se gastaba un español en navidad, este año serán unos 600, los más gastosos de Europa, y la comida es la que se lleva un riñón-, ¿quién no puede comprar un jamón de bellota para combinar con el marisco más selecto? Pues todo el mundo.

Y para no despistarnos y echar por alto los sabores del buen jamón a «Más vale tarde» llevan al cortador Ramón González, que asegura que lo ideal para conservar bien lo sobrante sería meterlo en nuestra bodega, a unos 15 grados. ¿En nuestra bodega? Que levante la mano quien no tenga una bodega. Por lo pronto, un tal Sigi, humilde, sólo tiene la patata bien puesta para encandilar a las aspirantes a liarse con él. Patata ecológica, eso sí, patata sin venenos, patata amorosa que hay que arrancar con mimo antes de llevarla a la mesa. Hablo de «Granjero busca esposa», en caída libre por mucho que Carlos Lozano y Cuatro se inventen tramas y giros de guión. A sus 25 años, Sigi ha aprendido que «el tantra es como el sexo pero sin meterla». O sea, querido granjero, más vale follar? sin pasarse. Lolita no llega a ni a eso, así que sin cortarse un pelo cuando el tiazo David Amor termina su actuación en «Tu cara me suena» le dice por lo bajini que tiene un culo estupendo, pero que cantando «siempre te quedas a medias».

El PP y el 2018

El jueves 28 regresó «Ella es tu padre» -Sergio se hace pasar por mujer cuando el juez decide apartarlo de sus hijos al separarse de su esposa- con Carlos Santos, que vuelve como Avelina, una señora Doubtfire criada con paparajotes murcianos. Se fue por baja audiencia, y volvió el día de los Inocentes igual. Ante su regreso, servidor, que no ha variado un milímetro en relación a sus aversiones, lo tiene claro. Más vale no ver la serie que ver a Mario Vaquerizo haciendo de Mario Vaquerizo, qué disparate. Y ya que hablo de cagadas también ha regresado «Las Campos».

El miércoles, para caldear el ambiente, escupieron «Tengo una pregunta para las Campos», un mojón como la copa de un pino, un alarde de mal gusto y lujo cutre, un trío de damas que riega con ahínco y sin el más mínimo pudor una decadencia luminosa liderada por la capitana Maritere. El productor ejecutivo de la mamarrachada, Óscar Cornejo, advierte de que en el futuro, después de ver esta temporada -las señoras visitan Nueva York, Dubái o Tokio- las niñas no querrán ser princesas sino, oh, maldición, las Campos. Vamos, el apocalipsis. A mí me dice mi hija que quiere ser una Campos y le estoy pasando vídeos de Raphael en casa de Bertín hasta el día del juicio final. Apártate de la luz, hijita, quítate de ahí y no caigas en la red de ese veneno. Ni en el de «Little big show», otra de niños prodigio con Carlos Sobera, que al regentar con éxito el restaurante de «First dates» se puede ausentar por unas horas para presentar esta nueva barraca donde de nuevo los niños son los monstruos del espectáculo, la mujer barbuda para entretener al pueblo. Moraleja. Más vale no ver televisión que ver esta televisión. Incluso prefiero ver a Alberto Chicote enseñando en las campanadas su jamón, su morcón, y su tocino, y hasta su pepinillo, que a Carmen Borrego Campos y a Terelu como estrellas de saldo por mucha risa que a algunos les provoquen las payasadas de estas maris cutres. Que la capa de Ramonchu nos proteja, y el 2018 que ya llega trastorne a los del PP y nos devuelvan la tele pública como la encontraron, plural, independiente y con crédito. La tele de todos tiene que ser jamón de bellota para comerlo sin control, pasándose. Viva el vino.

Compartir el artículo

stats