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Voro Contreras

"Bous d´erotisme"

El mundo está lleno de perversiones. Una amiga mía, al poco de ser mamá, puso en venta toda su ropa de embarazada en una página de Internet. Un señor contactó con ella interesado por el género y le ofreció una estimable cantidad de dinero con una sola condición: que se lo vendiera sin haber pasado antes por la lavadora. Mi amiga retiró la venta.

Mi perversión creo que es un poco más normal. A veces, cuando toda la familia está durmiendo, bajo al comedor, enchufo la tele y busco un canal de televisión local que cada madrugada emite grabaciones de «bous al carrer». Ya les he dicho: es una perversión y, por lo tanto, a mi ser racional el asunto le pone nervioso. No me gustan los «bous al carrer», no me gusta que suelten a un animal en la calle para que alguien corra delante, detrás o alrededor de él. Creo que no es bonito, que no hace falta divertirse así y que no nos hace mejores personas. Pero, por alguna razón, no puedo evitar pasarme un rato viendo eso que no me gusta que otros hagan. No me gusta, no me divierte, sólo me quita el sueño y me mantiene hipnotizado de cara al televisor. Esa unión de personas en pantaloncito corto y camiseta de tirantes exhibiéndose ante un animal que, con cara de hastío, hace lo que el instinto le dicta mientras suenan de fondo los más lamentables éxitos de las listas musicales, tiene para mí una capacidad de atracción insana, corta (apenas me dura 15 minutos) pero al mismo tiempo ineludible. De vez en cuando, la cámara enfoca al público, que hace los gestos que también se suelen ver en los vídeos de boda de los 80 y me veo a mí mismo analizándolos, como intentando encontrar allí las razones de mi perversión. No las encuentro porque, seguramente, no las hay.

La semana pasada se montó cierto pollo cuando Empar Marco, directora general de la nueva televisión autonómica, anunció que À Punt no emitirá «bous al carrer». Los aficionados se escandalizaron, algunos políticos hicieron como que también e incluso hubo una especie de rectificación. Por eso, y como al parecer, la futura televisión pública valenciana no va a recuperar «Nit d´erotisme», propongo que sean los «bous al carrer» los que ocupen ese pequeño hueco para la perversión televisada que dejan Silvia Kristel, Laura Gemnser y compañía.

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