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Los años botánicos

Cat-catacrak!!!

Los federales en esta ocasión hemos perdido la Guerra de Secesión

Los federales en esta ocasión hemos perdido la Guerra de Secesión. Junts (pero no revueltos) y Esquerra (Repudiada), más el Cup(o) de los antisistema, suman mayoría absoluta en el Parlament de la Ciutadella, que no es que se llame así porque en su día lo inaugurase CiU. El resto, lógicamente, obtuvieron/obtuvimos menos escaños aunque conseguimos/consiguieron, eso sí, más votos en las urnas que escaños en esa cámara. Ante un resultado tan paradójico hay quien ya le está tomando gusto a empatar en los penaltis, y los que no se cansan nunca de perder ni jugando al solitario, y nosotros, los federales de Pi Margall y Pasqual Maragall. Desbloquear la situación, tras la DUI de Puigdemont y el 155 de Rajoy, no parecía que fuera la opción con más posibilidades de abrirse paso, ni para Miquel Iceta, que esta vez le había tocado bailar demasiado arrimado, ni para los comuns, que salieron a buscar el máximo común multiplicador y se toparon con el mínimo común divisor.

A todos los habían metido en bloques, como hizo antaño el Ministerio de la Vivienda con los emigrantes recién llegados: "Vosotros, al bloque 1; vosotros, al bloque 2". Cuentan que Ciudad Badía, un pueblo aledaño a Sabadell que se construyó de la nada en la época del desarrollismo, estaba compuesto por docenas de bloques, que vistos desde el aire conformaban el mapa de España. Me pregunto si hoy en día vivirán independentistas en esa localidad de aluvión y si éstos, acaso, ocupan el bloque del extremo oriental de su callejero. También me pregunto qué harían estos hipotéticos inquilinos si consiguieran marchar del municipio: ¿actuarían como los personajes de la antigua serie Aquí no hay quién viva cuando se mudaron a La que se avecina y cambiaron aquel bloque de pisos de la Trece Rue de la Calle Desengaño por la moderna urbanización de Montepinar?

Le comento al cronista Montañés que vuelva a su estilo habitual (si es que lo tiene) o, de persistir con estás historias del extrarradio, corre el peligro de parecer que plagia a Pérez Andújar. Entonces el negro, pillado in fragantti en el dudoso arte de la imitación, vuelve por sus fueros, porque la cosa también va de fueros y no sólo de bloques. Es así como, compadeciéndome del pobre resultado de los compañeros y compañeras del P.S.C. (Populares+Socialistas+Ciudadano's), improvisa una solución de las suyas. Me comenta que lo primero que deberíamos hacer es admitir el resultado bipolar. Prosigue. Sin ir más lejos, el planeta Tierra es bipolar, cuenta con el polo Norte y el polo Sur. Pues lo mismo ocurre con la terra catalana que se halla ahora bipolarizada. Nada nuevo bajo el sol. Esto ya sucedía cuando los niños, llegado el verano, únicamente podíamos elegir entre dos tipos de polo: el polo de fresa o el polo de limón. Ahora el dilema se repete y la gente extrapola los resultados electorales de su respectivo polo como le viene en gana. De un lado están los que optan por el polo de El Pueblo Español (el de Montjuic), con su muralla de Ávila, su escalinata del Obradoiro, sus callejuelas andaluzas y sus casonas del norte. Es el polo constitucionalista que no desea abandonar esa zona de confort que es el parque temático de las arquitecturas regionales y los souvenirs de la flamenca y el torero, aptos sólo para turistas; allí donde el cartón piedra ofrece una imagen inmutable y el inmobilismo marca las horas en el reloj de su plaza castellana.

En la contraparte están los que prefieren el polo de la Catalunya en Miniatura (la de Torrellas de Llobregat), un país a escala 1:20 donde los independentistas se miden en estatura con el gigante de la película Handía. Este parque de Liliput muestra jibarizados los edificios de Gaudí y Domenech i Muntaner, las fuentes luminosas de la Exposición del 29, la estatua de Colón y las montañas de Montserrat y el Tibidabo. Allí no hay ni rastro de los bloques para los charnegos del cinturón rojo con sus toldos verdes y sus bombonas en los balcones. Podría decirse que los hombrecillos que habitan en el país de la maqueta, como las figuritas del belén (Caganer incluido), acudirán en manifestación hasta la plaza de la San Jaime para escuchar al legítimo President, el Molt Honorable Patufet, cómo, esta vez sí, sale al balcón de su reducidísimo Palau de la Generalitat y declara la gran república.

¿Existen ya dos Cataluñas irreconciliables -Tabarra y Tabarrapeor-, como antes hubo dos Españas machadianas y dos Castillas, la vieja y la seminueva? El mundo ayer también conoció dos Francias, la ocupada y la de Vichy, que no era precisamente de Vichy catalán. Y hasta hace pocas décadas coexistieron las dos Alemanias, divididas por un muro hecho de bloques y concertinas. Igual como sucede en la actualidad con ese par Coreas, la de Piongyan de Arriba y la de Seul de Abajo. Quién sabe, a lo peor, en un futuro próximo, esos bloques, el del Sí y el del No, proclamen, cada uno por su lado, sus països catalans ya suman dos.

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