Qué tienen en común las terrazas de bares y restaurantes en Russafa, la pasarela del Cuc de Llum entre Nazaret-Las Moreras y el PAI del Grao y la Pamela de Valdés en la explanada del Tinglado 2 en la Marina de València?

Aunque para las miradas superficiales la respuesta puede ser nada, para quienes, por formación o experiencia, hemos aprendido a mirar la ciudad con atención y afecto -desde observatorios individuales o colectivos, formales o informales-, se trata de objetos que, grandes o pequeños, fijos o móviles, privados o públicos, favorecen o impiden el uso y disfrute del espacio público por la ciudadanía.

Varios de estos observatorios, vecinos y vecinas de la franja urbano-marítima desde la Malva-rosa al Saler, participamos en la Plataforma El Litoral per al Poble (Pelpap) que hace cuatro años, por estas fechas, presentaba alegaciones propositivas al Plan de Espacios y Usos del Puerto (DEUP); y que, en las actuales, promueve la discusión en asociaciones de vecinos, partidos políticos y otros colectivos, de una acción de reivindicación ciudadana a llevar a cabo en abril de 2018 con el lema de Fem Ciutat - Salvem l´Horta, complementario del de la Pelpap: En defensa del espacio público.

Plataforma y lema surgen de la puesta en común -animada por el 15M- de ideas y sentimientos de personas de diferentes procedencias y experiencias vitales y laborales; algunas con más de 50 años de participación en colectivos vecinales, políticos o técnicos, religiosos o laicos, juveniles o veteranos. Era no sólo posible sino necesario -hoy es urgente- ofrecer una herramienta cívica innovadora, reflexiva y activa, participativa y ejecutiva, en defensa del espacio público del litoral, ampliable al área metropolitana.

En los escenarios antes mencionados y otros en València -por no decir todos-, intervienen agentes públicos y privados: De la administración o la justicia a las federaciones de AAVV o de Hostelería; y del Consorcio València 2007 a las fundaciones EDEM y Hortensia Herrero en el caso de la explanada marinera. Pues de este espacio, su uso, ordenación y denominación, se hablará en la Pelpap en reunión del 19 de enero, convocada con la sugerencia de una consulta bibliográfica previa sobre los Espacios Públicos Privatizados (EPP), Privately Owned Public Spaces (POPS). Entre los estudiosos de esta contagiosa y perniciosa manifestación espacial del neoliberalismo -epidémica en varias ciudades del mundo-, cabe mencionar a Jane Jacobs, David Harvey, Teresa Caldeiera y Néstor García Canclini.

La Pelpap ha participado en los procesos de participación sobre la marina abiertos por ayuntamiento y consorcio desde 2016 (Civic Factory Fest, Veu de la Marina y otros, además de tres reuniones con Ramón Marrades) con propuestas de usos y nombre para este espacio nodal de la ciudad: Parque de la Memoria, con una escultura que dialogue con la grúa cabria, mucho verde y mucha sombra. Las autoridades han decidido instalar la Pamela con protección privada en el recinto que proponen bautizar como Plaza del Agua. Hacia el 19E, el alcalde Joan Ribó, el concejal Vicent Sarriá y los directores general y estratégico del ente gestor de la Marina, Vicent Llorens y Marrades, podrían y deberían responder las siguientes preguntas:

¿Por qué se autoriza la ubicación de una escultura sin previa ordenación del espacio? Si tal ordenación existe ¿Por qué no se informa a la ciudadanía? ¿El mimético nombre de Plaza del Agua salió de algún proceso participativo? ¿Qué tiene que ver la Pamela con la grúa y las gentes del mar y el puerto, salvo con dueñas de yates y cruceristas high? ¿Hay una estrategia empresarial, con velado apoyo oficial, de convertir la histórica explanada en un EPP?