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Nieve incestuosa

Salí la tarde de Reyes hacia Cuenca y hacia la borrasca: era inevitable que nos encontráramos, como así ocurrió. En Buñol tuvimos lujosas cortinas de lluvia y algo después fuegos celestiales de grueso calibre (en Landete, quince litros muy bien caídos: los viñedos convertidos en jugosos fangales, me informa el gremio de la uva). A partir de Contreras, nieve y aguanieve. Ya en Cuenca nevaba de verdad y, al entrar en un bar, las lentes de las gafas se empañaban, no de vaho,s sino de cristalitos de escarcha. Un poco más al norte y al oeste el general invierno tomaba más de dos mil prisioneros en la AP6.

Que nieve mucho en los puertos astur-leoneses y la cara norte del Sistema Central es un fenómeno tan natural como la respiración, como los calores de agosto o mirar a las chicas guapas. De hecho, me metí algo de prisa para no caer en los ampliados dominios de la nieve y su música quieta. O sea que la concesionaria de la autopista sabía lo que podía ocurrir, pero apostó por una reducción de costes en horas nocturnas y festivas. Y tuvo que intervenir la Unidad Militar de Emergencias que, como su propio nombre indica, están más allá de la administración ordinaria de la que se encarga, si no ha fallecido, el Gobierno, quien abrió expediente (informativo) a la concesionaria. Descarten la reprimenda severa: los ministros que no han pasado por el consejo de administración de las autopistas, esperan hacerlo tan pronto como sea posible.

Entre las peculiaridades del capitalismo español está el privatizar servicios hasta conseguir que sean mucho más caros. No sólo eso: leo en La Tribuna de Cuenca que la gente reclama una autovía entre Cuenca y Teruel cuya carretera nacional registra un vertiginoso flujo de cien vehículos por hora, calculado a ojo. Aún así tiene muchas posibilidades de llegar a materializarse: lo primero que aprende un extractor de gravas y machacas es que hay que ir a venderlas a Obras Públicas. Que las suele comprar, con lo que se demuestra que los funcionarios también viven del presupuesto, aunque peor que otros ¿Capitalismo? No, incesto.

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