Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ante la duda, informemos

Una de las más hondas aficiones del ser humano es la de prohibir. Nos gusta prohibir más que disfrutar. El proceso natural de toda sociedad es el de ir prohibiéndolo todo por propia desconfianza del ser humano en sí mismo y sus congéneres. En periodismo se llama censura.

El «Telediario» de las 21 horas del martes (TVE-1) elevó a categoría de selección de apertura la investidura paródica de Boadella como presidente de Tabarnia. En el «Telenotícies vespre» (TV-3) del mismo día, el suceso no existió. Creo que Vicent Sanchis ha estado poco hábil y hubiera desarbolado antes la patraña de Tabarnia informando a fondo sobre ella, en lugar de dedicarle una parodia, resentida y a rebufo, en «Polònia». En el «Telenotícies» dedicaron los principales titulares, y buena parte de su atención, al juicio de la financiación ilegal del PPCV. En el «Telediario», el tema Gürtel lo metieron cuando ya habían transcurrido 12 minutos del informativo, y con gran celeridad se lo sacaron de encima, a ver si se consigue que el asunto pase lo más inadvertido posible. ¿Está abandonada toda esperanza de que las cadenas públicas cumplan con su obligación de informar de lo que ocurre y servir con fidelidad a la ciudadanía? Ante ejemplos así, la reputación de los periodistas sufre un grave daño. Si la censura de los medios se alía con la sensación del ciudadano de poder informarse por su cuenta con las nuevas tecnologías, estaremos acabados.

La automatización nace de la base de la incapacidad humana para regirse a sí misma, por eso la cisterna de váter automatizada descarga de responsabilidad a quien no tira de la cadena después de hacer sus necesidades en los baños públicos. Y en periodismo caminamos hacia ella. Por favor, ante la duda, informemos. Siempre. Caiga quien caiga. Nos vamos a ir a la mierda igualmente.

Compartir el artículo

stats