No tengo duda alguna de que el desenlace de las elecciones catalanas tendrá una repercusión notable en la política valenciana. Ya en plena crisis post referéndum catalán se hacía pública la primera encuesta de carácter nacional que otorgaba a Ciudadanos más del doble de los diputados que tiene en la actualidad y reducía en un tercio los del PP. Aun asumiendo que estas cifras no son extrapolables al ámbito autonómico, las sirenas de alarma han debido empezar a sonar en las sedes valencianas del PP.

El posible desembarco de Toni Cantó como cabeza de lista de Ciudadanos en Valencia no tendrá precisamente consecuencias beneficiosas para la candidatura que liderará Isabel Bonig. Cantó lleva tiempo denunciando en las Cortes Generales y en la propia comunidad el adoctrinamiento en las aulas, no ha dudado en comparar las políticas de la Generalitat con las aplicadas por los nacionalistas en Cataluña y ha criticado duramente al tripartito valenciano.

Cantó está intentando ocupar un espacio político que hasta ahora había rentabilizado el PP como ninguna otra formación. Sus puestas en escena -medidas y calculadas, dotadas de fuerte carga emocional- unidas a un uso inteligente de las redes sociales han convertido al diputado en referente para muchos valencianos. Cantó, al igual que Fernando Giner en la capital del Turia, tratan de actuar como Inés Arrimadas en Cataluña, solo que adaptando su discurso a las características propias de la Comunitat Valenciana

Ante este panorama, si Bonig no es capaz de bajar a la arena para pelear por unos principios clásicos en su formación que ahora están siendo asumidos por Ciudadanos, la merma electoral puede ser grande. Y es un secreto a voces que buena parte de la militancia del PP sigue achacando a la indefinición ideológica y la condescendencia con el nacionalismo -sobre todo en ámbitos sensibles con adoctrinamientos- como una causa más de su crisis.

Bonig y su equipo deberán esforzarse y recurrir a estrategias de comunicación nuevas para tratar de reconquistar la confianza de su votante tradicional, que puede estar tentado ya a transitar hacia Ciudadanos. Y es que parte del electorado puede estar descubriendo más allá del PP a otros representantes capaces de transmitir confianza en la defensa de la tan necesitada financiación, de la economía, del Estado del Bienestar? y también de las señas de identidad valenciana. En Cataluña, después de años de crisis, el PP ha acabado siendo irrelevante en el Parlamento autonómico. Aquí, Bonig parte de mucho más arriba, pero por eso la caída también podría ser más grande.