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La noche

Si hay un género que echo de menos en la tele de hoy en día es el «late night». Hubo una época en la que la mitad del país se levantaba con ojeras después de haber trasnochado por consumir entretenimiento televisado antes de ir a dormir. Pasaba entonces la una de la mañana. Una pausa de publicidad más y a la cama, pensábamos, cuando el reloj marcaba la hora intempestiva y la mente viajaba a la rutina matutina. Alguna llamada cual Pepito Grillo hablaba desde dentro y decía apaga la tele, mientras, Sardá (antaño el «Mississippi») interrumpía la batalla dialéctica de turno en su punto álgido. Parece que no, pero este tipo de televisión curtió a mi generación, tanto, que cualquier obscenidad venida después ya sabía a poco€ Lo que se dice curados de espanto.

Más tarde llegó Buenafuente con ese espíritu de taza, micro y tardeo americano, en el que todo empieza con un monólogo. Hoy el género no existe en la tele española, y como «late night» no cuentan los programas de máxima audiencia que a veces lo parecen, porque cada vez empiezan y acaban más tarde. La franja a partir de las 00:00 está huérfana; pide un espectáculo con el que olvidar los dolores de cabeza de la cotidianeidad, esbozar una sonrisa y pasar un buen rato antes de cerrar el ojo y volver a empezar. Con su presencia en la parrilla, el espectador ganaría entretenimiento y la cadena, ojos fieles e imagen de marca con el desmarque. Parece que la tele de pago de Telefónica intentará en breve devolver el gamberrismo nocturno con David Broncano a la cabeza.

Para eso hace falta un poco de riesgo y actualmente la única que vive la aventura es # 0, una maravilla de oasis donde la mejor tele es posible, independientemente de su presupuesto y audiencia.

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