Las sociedades progresan cuando deben superar desafíos. El cambio climático es, según el World Economic Forum, el mayor reto al que se enfrenta la humanidad en el futuro inmediato. El calentamiento global, resultante de la avanzada industrialización y del crecimiento imparable de las ciudades, obliga a un cambio de modelo que introduzca un uso sostenible de los recursos. De elevada relevancia es el cambio de paradigma en la gestión de los recursos hídricos ya que el agua está en la génesis y evolución de nuestra civilización.

La sequía que vive España representa un serio toque de atención que nos obliga a adquirir pautas de consumo responsable y a optimizar la utilización de los recursos disponibles. Así, la sequía que padecemos este año es una evidente oportunidad para replantear el sistema global de gestión del agua y garantizar así su futuro tanto en cantidad como en calidad.

Por otro lado, la escasez hídrica es uno de los grandes retos que debe figurar en la agenda pública así como en la de los sectores urbano, industrial y agrícola. La agricultura y la industria acaparan más del 80 % del consumo global de agua, procedente mayoritariamente de recursos convencionales como ríos, lagos y acuíferos subterráneos. Disponemos de soluciones, tecnologías y conocimiento para garantizar el suministro a medio y largo plazo no sólo mediante la utilización eficiente de los recursos convencionales sino también con el uso de recursos hídricos alternativos. Por ejemplo, los sistemas y procesos para recoger y reaprovechar las aguas pluviales. La desalinización de agua de mar es también una vía alternativa. Pero la mejor manera de abordar el reto es aplicando una revolución circular. Se trata de implantar un círculo virtuoso en el que los recursos, entre ellos el agua, sean continuamente regenerados y reutilizados.

La industria juega un significativo papel puesto que hoy en día sólo el 12 % del total de agua reutilizada es empleado en este sector. Existen soluciones técnicas para que el sector pueda tratar sus propias aguas residuales y reutilizarlas en sus procesos productivos, lo que supone un ahorro tanto en agua, energía como en materias primas. La reutilización, además de esta opción a implantar en cada industria, puede lograrse por simbiosis industrial con otros agentes del sector o por la sinergia con plantas cercanas de depuración. Existen experiencias pioneras en España, por ejemplo, en Tarragona y Madrid de reutilización de agua para uso industrial.

La extrapolación de estos casos a otras zonas permitiría reducir el consumo de agua potable por parte del sector, lo cual no es necesario aplicar siempre. La reutilización del agua en el ámbito urbano es también una opción estratégica. Se trata de usar agua regenerada (que ha sido sometida a un tratamiento adicional en las depuradoras para satisfacer los límites de calidad química y microbiológica necesarias para su reutilización) para el riego de parques y zonas verdes, el baldeo de las calles y el uso en sistemas contraincendios, entre otros. En el caso de la agricultura, el agua regenerada puede emplearse como opción segura para el riego de cultivos o incluso en acuicultura. Además del uso industrial, el urbano y el agrícola, la legislación vigente en España permite también reutilizar agua con fines recreativos (para riego de campos de golf; en fuentes y sistemas ornamentales) y ambientales (recarga de acuíferos, riego de bosques, humedales, mantenimiento de ríos, entre otros) cuya implantación, sin duda, los territorios deberían considerar.

California, Singapur, Israel y Australia son pioneras en el uso del agua regenerada. En España también existen ejemplos muy avanzados de reutilización en Canarias, Murcia, Madrid y en localidades como Tarragona y el Port de la Selva (Girona). Es fundamental dar a conocer los detalles de estas experiencias de éxito para concienciar a los usuarios finales, a los organismos competentes y a los gestores sobre la necesidad de implementar esquemas de reutilización para garantizar la sostenibilidad de los recursos.

El cambio climático requiere respuestas sostenibles. La sequía tiene un gran impacto económico y supone perder oportunidades de desarrollo. La reutilización de agua, para darle una segunda vida a este recurso preciado, forma parte de las medidas necesarias para que las próximas generaciones puedan seguir disfrutando del planeta sin pasar sed y para que el agua siga siendo motor de civilización.