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Maite Mercado

Vuelve un desaparecido

Quién sabe dónde» ha vuelto con otro nombre, «Desaparecidos»; otras caras, Silvia Intxaurrondo; otros aires y nuevos grafismos, pero con el mismo director e idénticas intenciones. El programa que presentó Paco Lobatón desde 1992 a 1998 en La 1, tras unos meses iniciales en los que se emitió en La 2 con Ernesto Sáenz de Buruaga, se planteó desde el principio como un servicio público y la personalidad del conductor y el tratamiento contenido del drama de las desapariciones le convirtieron en un buen recuerdo de la tele de aquellos años. Nadie habla mal de «QSD», que llegó a tener audiencias de ocho millones de espectadores con récords en el 93 en pleno crimen de las niñas de Alcàsser mientras las privadas se sumergían en el fango del morbo y el todo vale por el espectáculo.

Inspirado en el italiano «Chi l'ha visto?» que emite la Rai 3 desde 1989, estos primeros realities se construían a partir de historias «de verdad» con personas anónimas, participación de la audiencia y apelando a la emotividad. En poco más de una década la realidad se quedó corta y aparecieron nuevos formatos que se apropiaron del término reality y crearían su propio universo recreado, como el de la casa de Guadalix. La mecánica de «Desaparecidos» es similar a la de «QSD» pero con una gran diferencia: las redes sociales y la aplicación móvil para que cualquier ciudadano pueda ver qué búsquedas hay en la zona y aportar pistas o localizaciones. Intxaurrondo presenta y conversa con los invitados muy serena, sin aspavientos. No hubo lágrimas ni se buscaron.

El estreno quedó en un muy buen segundo lugar por detrás de «Got Talent», con casos inexplicables que por supuesto desconocíamos, la conexión con la hermana de Nathaly Salazar, a la que siguen buscando en Perú, y con el plato fuerte: la entrevista del propio Lobatón al padre de Diana Quer, en su campaña para que no deroguen la prisión preventiva revisable. «QSD» salió de la parrilla cuando seguía con grandes cuotas de audiencia. Dicen las malas lenguas que siguiendo órdenes directas de arriba, de Moncloa más o menos, por buscar a bebés robados. Ha dicho Lobatón que una vez la Reina Sofía le preguntó por qué acabó el programa. Y le dijo: «Señora, si usted me ayuda, igual encontramos la respuesta». Ojalá que tenga más suerte ayudando a resolver alguna de las 4.164 desapariciones no resueltas en España.

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