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Matías Vallés

Costa perjudica al PSOE

Presurada y erróneamente, se ha concluido que las confesiones de Ricardo Costa sobre la corrupción generalizada en el PP han dañado a este partido en negro. En realidad, el sentido aunque tardío homenaje a la decencia refuerza la imagen que desean transmitir los dirigentes populares. A saber, gobernamos así porque nos da la gana. Si un juez nos reclama los ordenadores, los molemos a martillazos para demostrar quién manda aquí y qué puede sucederle si insiste por ese camino.

La concentración tal vez abusiva en el trance del PP desvía la atención sobre el auténtico perjudicado por la sinceridad de Costa, que es el PSOE. Dada la deserción progresiva de los votantes conservadores que miden las encuestas, el partido acobardado de Pedro Sánchez es el único socio leal de que puede presumir Rajoy. No solo respalda de inmediato al Gobierno en propuestas inquietantes como impedir la investidura de un diputado elegido impecablemente, sino que los socialistas rubrican su aquiescencia a todas las iniciativas procedentes del ejecutivo con un admirativo "cómo no se nos habrá ocurrido antes a nosotros".

Costa lesiona la recia fe del PSOE en Rajoy, incomoda a los socialistas porque les obliga a dar explicaciones. O a reforzar los vínculos inquebrantables con el PP. El pasado domingo ya sufrieron una sacudida, cuando el republicano Tardà les ofreció los votos de ERC para una moción de censura sin más condiciones que cambiar a un Gobierno feliz con la grieta salarial entre hombres y mujeres, y a un presidente que no sabe si Francisco Camps está afiliado a su partido. Si cupiera la mínima duda sobre la pureza del amor desbordante de Sánchez por la derecha, se sospecharía que existe un dosier que le obliga a la docilidad. Por desgracia, ni la encomiable entrega socialista puede garantizar la continuidad de las burletas de Rajoy. De consumarse la degradación del PP, el PSOE podrá colocarse a las órdenes de Ciudadanos. Quién mejor que los socialistas, para facilitar un tránsito ordenado de la derecha a la derecha.

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