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Matías Vallés

Javier Bardem salva la Antártida

Las últimas interpretaciones de Javier Bardem en cosas como Mother! son deficientes, pero tampoco justifican por sí solas el destierro a la Antártida, desde donde el actor está sermoneando al planeta entero sobre el cambio climático

Las últimas interpretaciones de Javier Bardem en cosas como Mother! son deficientes, pero tampoco justifican por sí solas el destierro a la Antártida, desde donde el actor está sermoneando al planeta entero sobre el cambio climático. Sirva de consuelo que la expedición le obliga a hablar de ecología, mientras que sus colegas de Hollywood están absortos por la sexología y sus desviaciones criminales.

El transporte de Bardem a la Antártida corresponde a los ecologistas bonitos de Greenpeace, a bordo del Arctic Sunrise. Una de esas personalidades tortuosas que abundaban en las redacciones en tiempos de Los archivos del Pentágono, y que han sido felizmente extirpadas o archivadas desde entonces, se preguntaría por qué un actor suplanta a un científico y ocupa su plaza en una campaña que no corresponde a la ficción. Sin poner en duda que el actor con Oscar puede encarnar con cierta prestancia a un investigador, entregar su plaza a un climatólogo o biólogo auténticos tendría más sentido en una investigación del recalentamiento de los polos.

Como Bob Hope alegrando a las tropas estadounidenses, Bardem coloca el contrapunto humorístico a la expedición de Greenpeace. No desaprovecha la oportunidad de sentirse superior a quienes no tienen la poisibilidad de abandonar sus empleos, para limpiarse el alma en las soledades antárticas. Respecto a sus prédicas, solo cabe recordarle que si ha volado en una sola ocasión en un reactor privado, ya ha quemado más combustible que la mayoría de habitantes del planeta durante toda su existencia. El actor no es una víctima del cambio climático, sino uno de sus causantes individuales a mayor escala, si atendemos exclusivamente a su hoja de ruta viajera.

Nadie puede reprocharle a Bardem y compañía un estilo de vida al que han accedido en aplicación estricta de las reglas del mercado capitalista. Sin embargo, tiene su gracia que se dediquen a regañar a quienes no pueden emularlos. De hecho, en sus discursos antárticos resuena el reproche hacia sus contemporáneos menos favorecidos, desde la amarga conclusión de que los privilegiados tampoco van a librarse de una catástrofe planetaria a la que únicamente falta ponerle fecha.

Y dado que el antártico Bardem ha superado notablemente en audiencia al protagonista de la deplorable Mother!, un periodista de Los archivos del Pentágono se plantearía si con la navegación en el barco de Greenpeace no pretende la difusión que le cuesta alcanzar con su esforzado trabajo.

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