El pasado 9 febrero, tuvo lugar la gala de inauguración de la IX edición del Human Fest, Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Valencia. Organizado por la Fundación por la Justicia, con el patrocinio de Caixa Popular, el Ayuntamiento de València, la diputación, la Generalitat y la Universitat de València y con la participación de 10 ONGs y la colaboración de 20 entidades del máximo prestigio nacional. Reconocimos a la inicialmente bailarina, luego actriz y hoy directora, Silvia Munt, sobre todo por su compromiso e implicación personal y profesional con el pueblo saharaui, contra el abuso de poder, frente a la corrupción, ante la inmensidad del drama que tantas mujeres están sufriendo en su cuerpo y en su dignidad o de familias enteras desahuciadas.

En las distintas ediciones vamos destacando a significados representantes del arte cinematográfico, que han sido capaces de vivir desde la coherencia y el compromiso su ilusionante, simbólico y mágico protagonismo social. Aspiramos a descubrir y valorar entre tantos profesionales a quienes han decidido competir en una carrera que sobrepasa el horizonte y en la que nos encontramos trabajando por lo que nos merece la pena: la lucha contra la corrupción que nos está horadando, la acogida e integración de los refugiados a quienes condenamos a muerte sin oírlos, la oferta de un modelo de justicia restaurativa para quienes ya no creen en otra, la formación e inserción laboral que reconoce el valor de cada persona, la intransigencia frente a quienes utilizan la violencia contra la mujer o las personas vulnerables (menores, pueblos indígenas) en un contexto de machos soberbios y despiadados, la protección de nuestro entorno, olvidando que la tierra es más poderosa que nosotros y suele encontrar formas para hacernos comprender que mejor sería protegerla como nuestro hogar. La violencia arbitraria e injusta conserva demasiado poder.

Asumimos propuestas reformuladas como la «presión permanente no revisable contra la corrupción», «el independentismo? de la justicia», «la DUI (Declaración Universal por la Igualdad)» o un «pacto por la financiación de acciones eficaces contra la violencia machista», por ejemplo. Soñamos que la Fundacion por la Justicia sea un espacio imprescindible, tejido desde la generosidad y la pasión por los derechos de todos. Quisiéramos mantener la mayor alianza posible con nuestra conciencia, luchar para que la indecencia no sea un hábito, dejar de pisar a quienes no pueden defenderse por sí solos. Nos gustaría aliarnos con todos los ideólogos de la esperanza y los activistas de la compasión. Y ofrecer instrumentos y razones para la paz, pues sin la paz desaparecen los sueños.

Hace tress días, Marie Faye, senegalesa, mutilada y huida de su país, nos ofrecía en una entrevista televisada una clave de esperanza: «He aprendido que puedo bailar mientras cae el diluvio». Silvia, que comenzó bailando, se comprometió a seguir bailando y a invitarnos a bailar con sus «alas de mariposa», aunque sea en El café de la Marina, sin admitir Pretextos.