Un equipo de Paleontología del Instituto Cavanilles de la Universitat de València ha concluido que la baja diversidad de tiburones que viven en las profundidades del actual Mediterráneo se puede deber en parte a fenómenos recientes como las bajas cantidades de oxígeno o anoxia en el fondo marino. Este hecho matiza la hipótesis clásica de que la pobreza faunística de este ecosistema se produjo por la disminución del nivel de la mar y la consiguiente desecación, hecho que se conoce como la Crisis del Mesiniano. Las conclusiones de la investigación, publicadas en la revista HistoricalBiology, se extraen a partir de restos fósiles de un yacimiento Mioceno estudiado en la localidad de Sax(Alicante).

El grupo del Instituto Cavanilles propone que acontecimientos geológicos más recientes pudieron tener un impacto mayor. Entre ellos, varios acontecimientos de anoxia (falta de oxígeno en los fondos oceánicos) ocurridos entre hace unos 10.000 y 6.000 años pudieron menguar de forma significativa las poblaciones de tiburones de profundidad del Mediterráneo. La descripción de las faunas de tiburones de este yacimiento alicantino del Mioceno Mediano -entre once y trece millones de años- ha permitido a los investigadores conocer qué tiburones habitaban el Mediterráneo antes de su cierre y desecación.

En Sax se ha encontrado multitud de dientes y escamas pertenecientes a varios grupos, incluyendo tiburones cigarrillo (Isistius), tiburones linterna (Etmopteridae), tiburones sierra (Pristiophorus), tiburones gato (Scyliorhinus), solrayos (Odontaspis), marrajos (Isurus) y el gran megalodón (Otodus megalodon), entre otros.