Te puede gustar más, o gustar menos, pero los videojuegos forman parte de la vida de nuestra juventud. No todos los niños pueden ser estrellas del fútbol, la natación o el baloncesto tradicional. Es más, no todos los niños pueden jugar a dichos deportes. Pero todos los niños pueden jugar con sus consolas. Y aquí comienza el debate: ¿es un deporte o no? Las competiciones de videojuegos (eSports) se pueden y se deben considerar práctica deportiva y por dos razones fundamentales: juegan y compiten. Lo único que cambia es el escenario (físico o digital). Pero no sólo es una práctica deportiva, sino que tiene múltiples beneficios para muchas personas, y me voy a centrar en mi especialidad: la tecnología social, cuyo objetivo es el uso de herramientas tecnológicas que promuevan la inclusión social.

La inclusión de personas con distintas capacidades debe constituir un reto y una obligación para nuestra sociedad. Y no hablamos sólo de distintas capacidades físicas, sino también sociales. Hay niños que no pueden trabajar en equipo, pero que adoran el fútbol o el baloncesto. ¿Por qué les vamos a dejar fuera de esta práctica deportiva aunque sea en un escenario digital? Y si quieren competir, ¿quién regula dichas competiciones? ¿Por qué no se subvenciona esta práctica deportiva como cualquier otra? ¿Quién corre a cargo de los desplazamientos? ¿Se podrían jugar ligas oficiales de eSport?

Para dar respuesta a todas estas preguntas es necesario regular esta actividad deportiva. Pero la ley del deporte en España no la contempla, aunque algunas autonomías como Canarias empiezan a recogerla. He escuchado auténticas barbaridades como que el uso de los videojuegos provoca obesidad, genera violencia... Un poquito de seriedad y no echemos la culpa de la falta de actividad física de nuestra juventud a los videojuegos. Quizás deberíamos mirar hacia otro lado, hacia aquellos que permiten, y muchas veces prefieren, que nuestros niños estén horas y horas delante de la consola y ni siquiera somos conocedores de los juegos que practican.

¿Es el boxeo un deporte violento, o el rugby? ¿Incita la práctica del tiro al uso de armas? ¿Puede generar obesidad la práctica del ajedrez? No seamos más papistas que el papa y miremos hacia adelante. Los eSports están ahí, mueven a millones de personas, se realizan competiciones locales, nacionales e internacionales, generan economía, generan empleo... Incluso el Comité Olímpico Internacional ya lo ha considerado como una práctica deportiva. Y si no queremos que esto caiga en manos de unos pocos, que especulen con la actividad que practican nuestros hijos, debemos exigir una regulación, el poder constituir clubes, federaciones y competiciones organizadas y reguladas.

Demos una oportunidad a todos aquellos que, por su condición física o social, no pueden aspirar a un deporte tradicional, pero sí desean realizar y mostrar sus capacidades en esta práctica deportiva como son los videojuegos. Seamos conscientes de los beneficios que produce la práctica de los deportes electrónicos, fomentemos su buen uso, su fair play, y regulemos su práctica para evitar aquellas situaciones que pueden producir algún tipo de perjuicio para los e-deportistas y, sobre todo, padres y madres: controlen las horas que pasan sus hijos delante de la consola, interactúen con ellos, jueguen con ellos, conozcan a lo que juegan y, eso sí, en la medida de lo posible, que lo combinen con una actividad física.