El pasado 14 de febrero visitó la Universidad de Alicante Oliver Meseguer Ruiz, Profesor Asistente en el Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas en la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Tarapacá, en Arica, Chile. Esta columna tiene una doble visión, por un lado, la humana, y por otro, la del investigador. Oliver Meseguer fue alumno mío en primero de la Licenciatura de Geografía hace más de diez años y no es ventajista decir que se le veía venir. En los últimos años he ido siguiendo su fulgurante carrera por algunos compañeros y por redes sociales. Este año ha querido venir a la que fue su casa para ofrecernos una conferencia en el contexto del Máster en Planificación y Gestión de Riesgos Naturales. En su conferencia estuvo brillante en fondo y forma, avalado por un buen número de publicaciones presentes y futuras en revistas de impacto. Nos habló del Desierto de Atacama, el lugar más árido del planeta, con una precipitación media de 0,3 mm, y lo corroboró contando que en su experiencia vital de dos años sólo había visto llover un día la nada despreciable cantidad de un litro.

Lo más interesante es que, debido a la corriente marina fría de Humboldt, es un desierto costero relativamente fresco y brumoso. Además, las condiciones térmicas y de precipitación varían rápidamente porque los Andes caen de forma brusca sobre este territorio y, en un momento dado, la altitud hace que ese mismo sector pase a recoger 700 mm anuales, aunque caídos de forma muy irregular, y algo más arriba te encuentras con glaciares andinos que proporcionan el agua del río San José, del que bebe en buena medida la población de este árido sector.

Meseguer estudia si el cambio climático está alterando los patrones de lluvia, pero también se plantea la relación de esos cambios en la disponibilidad hídrica con la modificación por parte de las multinacionales mineras del tradicional y sabio manejo del agua de las comunidades indígenas. Un placer escuchar a Oliver Meseguer y saber que está siendo útil en un país tan lejano como apasionante geográficamente.