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El vuelo del halcón

España regresa al equipo de los principales muñidores de la política monetaria europea. Con la elección de Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) vuelve a haber un español entre los seis miembros del consejo ejecutivo del eurobanco, algo que había sido lo normal hasta que en 2012, en medio de lo peor de la Gran Recesión y con un rescate en marcha para el sector financiero, el país perdió la silla en Francfourt.

De la elección de De Guindos dirá con seguridad el Gobierno que supone un triunfo para España en la medida en que se recupera peso en una institución europea clave. Y la oposición le afeará de nuevo a Mariano Rajoy que no concertara el candidato con el resto de partidos, acuerdo que por otra parte hubiera resultado inviable en torno al ministro.

Con independencia de la escaramuza partidaria y de que haya sido poco decoroso el salto directo de De Guindos desde la política a la vicepresidencia de una organización estatutariamente independiente, lo más enjundioso está por venir. En 2019 se renovarán dos puestos más del comité, entre ellos el de Mario Draghi. El italiano que preside el BCE ha sido determinante para una magna expansión monetaria (tipos oficiales a cero y compras masivas de deuda) que, aunque un tanto tardía, ha favorecido la recuperación de la zona euro y aligerado también las penurias de los países del Sur. La pilotó Draghi, banquero del bando de las palomas (los partidarios del estímulo monetario), encontrándose enfrente a menudo las reservas de los halcones del Norte (Alemania y otros ortodoxos). Lo que viene por delante es el repliegue de esas medidas y la forma en que se haga será crucial particularmente para países que, como España, son vulnerables por sus altos niveles de deuda (pública y privada).

¿Quién será el nuevo piloto? De Guindos se sentará sólo unos meses a la diestra de Draghi, a quien muy probablemente sustituirá Jens Wiedman, presidente del Bundesbank alemán. El tributo por el apoyo de Berlín a la elección del ministro Español será que Madrid respalde recíprocamente a Wiedman.

Un halcón sobrevuela el nido de Francfourt. Inquietante.

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