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Pensión y mandanga

A un jubilado del Pla de Manlleu, Tarragona, le han detenido por cultivar marihuana porque su pensión no le alcanza ni aun con ese generoso aumento del 0,25 %, una de las mejores maneras de evitar que la gente adquiera vicios y, menos aún, que adquiera drogas, están carísimas. Si en tiempos de Francisco Camps llamaban a los campos de golf «cultivo de cespitosas», por qué el señor de Manlleu no va a poder llamar a la producción de cannabis «horticultura visionaria» (al menos en dos de los sentidos de la palabra). Nos hacen falta visionarios como Steve Jobs e innovadores como Mark Zuckerberg, aunque sean catalanes.

Encima, al horticultor dedicado al cáñamo le han endosado otra acusación por «defraudación de fluido eléctrico», que es como la ciencia jurídica denomina a lo que siempre se ha dicho enganche, ya ven que el señor Camps no es el único en retorcer la lengua ¿Cómo no va a engancharse el buen señor si la maría, a diferencia del Gobierno, necesita mucha luz, mucha función clorofílica, estirarse en muy poco tiempo y llegar al mercado, que me la quitan de las manos? Y al precio que está el kilovatio, las ganancias para Iberdrola, ¿no? O sea, que les parece mal que el señor se enganche a la red en unas condiciones de rentabilidad, pero luego no nos permiten tener autosuficiencia energética con paneles, molinillos y tal. A ver si se aclaran.

La idea del señor de Manlleu tal vez proceda del cine. De hecho hay una peli británica, El jardín de la alegría, en donde se le ocurre lo mismo, cultivar marihuana, a una viuda con deudas. Personas en situación de vulnerabilidad. La viuda Paulette hace otro tanto en la película francesa El postre de la alegría en la que, por cierto, sale Carmen Maura que, tacita a tacita, ahorraba mucho cuando las personas podían ahorrar, que no es el caso. No me extrañaría que en la próxima protesta de los jubilados se fumen porros de cuatro papeles. Y que inviten: sólo a los antidisturbios, para que se relajen. Los demás, que cada cual se pague su vicio. Siempre será mejor cultivar drogas que comerse al perro.

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