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Las mujeres, sujeto político global

El 8 de marzo de 2018 hemos salido a la calle mujeres del mundo entero. Las mujeres de todo el planeta hemos tomado conciencia de ser un sujeto político al vernos juntas en las calles. Muchas en huelga. Las mujeres, como tales, hemos sido interpeladas. No antes de ahora las mujeres nos habíamos convocado a nosotras mismas a la acción política. Y menos aún nos habían convocado otros, fueran partidos, sindicatos o asociaciones de cualquier tipo. Nos hemos convocado en las calles como mujeres, por ser mujeres. Las mujeres hemos sido el sujeto agente de nuestra propia protesta. Y lo hemos hecho a nivel global.

No ha hecho falta añadir razones a la convocatoria. El hecho de ser mujer da muchas razones a cada una de nosotras para salir a la calle en solidaridad, buscando la alianza (sororidad, decimos nosotras) del resto de las mujeres y de aquellos hombres que han optado por ser nuestros aliados. ¿Qué razones son esas? La pura vida. La vida como mujer supone ver reducidas tus opciones en relación con tus hermanos varones o con los chicos de tu edad. Supone verte requerida o acosada por las calles, en tu trabajo, en el autobús o en el gimnasio. Supone ver cómo promocionan tus compañeros, con capacidades iguales o inferiores a las tuyas, y tú sigues estancada. Supone que, en los procesos de selección, los mismos méritos se valoren menos que los de tus competidores masculinos. Supone que cobres menos, a veces mucho menos, por el mismo trabajo. Supone ver a muchas mujeres en posiciones poco relevantes y a hombres en las de relumbrón. Supone ocuparte al 70 % de tu familia o renunciar a la maternidad. Supone que tú te encargues de la casa y él te ayude. Supone que algún experto te dé explicaciones sobre aquello que llevas toda la vida haciendo y él acaba de aprender (macho-explicación, le llaman). Supone que no vayas tranquila ni por la noche, ni por calles solitarias, ni en vagones de tren vacíos, ni en muchos otros sitios, porque en la cabeza tienes el nombre y el rostro de las últimas víctimas del feminicidio. Supone que no veas mujeres en los libros de texto, en los noticiarios, en las reuniones de alto nivel, sean éstas científicas, políticas o económicas. Supone desconocer datos sobre la situación y el comportamiento de las mujeres porque las cifras, con mucha frecuencia, no desagregan por sexo. Supone que padres ausentes, que no han ejercido como tales, que no han custodiado a sus hijos, en caso de divorcio exijan la custodia compartida y muchos jueces o juezas, se la concedan.

Pues bien, si ser mujer supone, entre muchas otras cosas, las arriba mencionadas y las mujeres hemos ido apechugando con ellas desde siempre, fácil es entender que nos hayamos cansado de aguantar. Por eso, cuando un día se nos convoca, nosotras respondemos. Hemos sabido que se nos llamaba para ir superando esas injusticias y no lo hemos dudado. Hemos salido por millones, en nuestro país y en el mundo entero. Y, curiosamente, siendo millones las movilizadas, muy en nuestro estilo, no hemos dado lugar a ningún incidente digno de mención.

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