La captura accidental de aves —que afecta a cerca de 5.000 ejemplares atrapados por el palangre cada año— es el efecto más dramático de la actividad pesquera sobre las aves marinas en el Mediterráneo. Cada vez más, la explotación de los recursos pesqueros amenaza el futuro de muchas aves marinas con poblaciones en regresión, como la pardela cenicienta o la pardela balear.

Estudiar la interacción entre las aves marinas y la pesca en el levante peninsular es el objetivo de un proyecto coordinado por Jacob González-Solís, profesor de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, ??y financiado por la Fundación Biodiversidad. Son también entidades socias del nuevo proyecto el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).

Esta problemática abarca desde las costas andaluzas hasta Cataluña y Baleares. Las aves marinas, que son elementos clave en la pirámide trófica de los ecosistemas oceánicos, son también bioindicadores de la calidad medioambiental del medio marino. En la etapa adulta, pueden llegar a recorrer cientos de kilómetros en busca de alimento, por lo que su actividad biológica se solapa con las amenazas derivadas de la explotación pesquera (captura accidental con palangres, reducción de los principales bancos pesqueros, etc.).