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Tamarit y los poetas

José Francisco Tamarit es uno de los directores teatrales valencianos con la carrera más larga y varia, no sólo dentro sino también fuera de España. Afincado desde hace algún tiempo en Nápoles, ha desarrollado interesantes trabajos en escenarios italianos y actualmente prepara allí su propia versión de un conocido monólogo del premio Nobel Darío Fo, desdoblándolo en seis mujeres distintas. Además, tiene entre manos un ambicioso proyecto: la traducción italiana de la cálebre obra de Miguel Delibes Cinco horas con Mario, que interpretaría la afamada actriz Stefania Sandrelli.

Aprovechando una corte estancia entre nosotros, Tamarit (que es un profundo conocedor de los más consagrados poetas) ha protagonizado una sesión especial de la veterana asociación Amigos de la Poesía. Fue en el Salón Sorolla del Ateneo Mercantil, rebosante de público, donde pronunció su conferencia «Los sentimientos de la humanidad a través de la poesía». Sentimientos que glosó en cuatro facetas: religiosos, amorosos, líricos y sociopolíticos, con ejemplo en cada modalidad que permitieron a la asistencia deleitarse con la justa declamación de este enamorado de la palabra y su expresión. En su voz fueron cobrando vida poemas de Mario Benedetti, José Hierro y el cubano José Ángel Buera. Reivindicó la memoria de María Settier con su soneto La vendimia y la de otra notable poetisa, Ángela Figuera Aymerich, a quien la gran Carmen Conde incluyó en su histórica Poesía femenina española viviente, de 1955, que fue la primera antología publicada de estas características. Hubo también un poema de Rafael Alberti, escrito para el recordado actor Paco Rabal. Y La senda virgen, vibrante pieza del laureado poeta valenciano Enrique Durán y Tortajada.

José Francisco Tamarit, hombre de teatro en cuerpo y alma, es -como muy saben quienes le conocen- un magnífico narrador, que salpicó su oratoria de curiosas anécdotas ingeniosamente contadas. Y como es de los que hablan claro, no se corta un pelo cuando afirma que, si estuviera en su mno, resucitaría el pateo, es decir, el derecho del público a abuchear contundentemente una función teatral si lo merece. Que, a su juicio, sería en bastantes ocasiones. Lo cierto es que Tamarit -que fue presentado oportunamente por la presidenta del Ateneo Carmen de Rosa- cosechó entusiastas ovaciones. Que premiaron también las emotivas palabras de agradecimiento de Juan Alfonso Gil Albors, a quien se dedicaba con motivo de su cumpleaños esta memorable sesión de Amigos de la Poesía.

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