Desde sus inicios, Esquerra Unida del País Valencià (EUPV) ha sido una organización que trata de aplicar a sí misma la democracia y libertades defendidas en las calles y frente a las instituciones del actual régimen español de monarquía parlamentaria. Así, en nuestros estatutos se definen como básicos los principios de democracia participativa y dirección colectiva, de modo que las funciones de nuestros/as Coordinadoras/as se limitan a las de representación pública y propuesta interna ante los órganos de dirección. Esta forma de funcionamiento, que trata de evitar el presidencialismo, recientemente dejó pasó a un sistema de "quasi primarias" para elegir a la máxima representación de EUPV directamente por la afiliación. Un sistema que no estaba previsto en los estatutos y que hubo que improvisar debido a circunstancias excepcionales, como lo fue la petición mayoritaria, dentro de nuestro máximo órgano de dirección, de dimisión del Coordinador de EUPV.

Pero, si algo muestran los resultados de los procesos realizados el 24 y 25 de febrero -quasi primarias y Asamblea Extraordinaria- es que nuestra organización plural resulta disfuncional a estas fórmulas presidencialistas. Porque en las votaciones sólo ha participado un 62,7% de nuestra afiliación, mientras que se ha potenciado una mayor división interna, tal como era previsible y ya algunos anticipamos negándonos a recoger firmas demandando una asamblea extraordinaria. Seguramente, lo único positivo de estos procesos es que han sustanciado dos lógicas internas, divergentes aunque no antagónicas, por fortuna. Por un lado, la que se identifica con una EUPV plural y unitaria, como una organización de partidos, corrientes y personas que tienen una identidad diferenciada y que, por tanto, difícilmente pueden acomodarse a una estructura muy jerarquizada o presidencialista. Por el otro lado, el relato del "sector crítico" con las direcciones de EUPV de los últimos años y cuyo "radicalismo" apenas sobrepasa el objetivo inmediato de concurrir a las próximas convocatorias electorales y retornar a la Generalitat.

El próximo desarrollo de las Asambleas Comarcales para acabar de terminar de conformar nuestro órgano máximo de dirección, no debe regirse por la misma lógica de actuación que ha presidido las "quasi primarias", salvo que persigamos dinamitar nuestra propia fuerza política. Debemos centrarnos en elegir a nuestra mejor militancia para tratar de componer una dirección colectiva fuerte y audaz, que sepa pasar a la ofensiva social y política avanzando hacia un nuevo País de los trabajadores y trabajadoras valencianas. En estas Asambleas es donde cabe sustanciar la integración y la convergencia interna que muchos/as hubiéramos querido desde un principio. Por que, antes que la persona que ejercerá al final las funciones de coordinación, lo más importante es conformar una dirección con las personas más capaces y que al mismo tiempo sea lo más plural y unitaria posible. Solo así se fortalecerá Esquerra Unida como proyecto de la izquierda alternativa valenciana, ni presidencialista ni institucionalista.