Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Por qué educación y no periodismo?

Ya son varias las personas que me han preguntado por qué elegí como profesión la educación y la psicología en lugar del periodismo, dada la evidente inclinación a entrometerme en ese precioso oficio. De antemano quiero pedirles disculpas a todos esos periodistas que se sienten incómodos al ver cómo voy entrometiéndome en sus quehaceres. ¡Un descaro! Lo asumo. No sabría cómo explicar por qué elegí una profesión y le soy infiel -con demasiada frecuencia- con otra, pero lo voy a intentar. Una vez me dijo un amigo que el periodismo era un trabajo de intrusos y me sentí tan identificada con lo de «intruso» que no me lo pensé dos veces.

Pero ahora, poniéndome seria, quiero aclarar algunos puntos: yo no hago periodismo. Yo solo comunico porque esa sí es una de mis grandes pasiones: comunicar. El periodismo va mucho más lejos, hablamos, pues, de investigaciones, de reportajes, de horas y horas de minucioso trabajo que yo no hago. Los artículos son una excusa para explicarme a mí misma las cosas que no entiendo del mundo -que cada vez son más. Las entrevistas, un modo de dar a conocer que hay gente por ahí realizando proyectos fantásticos, parodiando a Rajoy: «Me gusta la gente que hace cosas». ¿Y la radio? La explicación es la misma que con los artículos, lo que en esta ocasión en lugar de explicarme el mundo a través de la escritura lo hago a través del lenguaje oral.

Como pueden observar, mis ambiciones son más personales que laborales en lo que se refiere a este sector. En relación con la educación y la psicología, son mis grandes amores. Me gusta enseñar, dar lo mejor de mí porque quiero confiar en que mis alumnos sean esas personitas que van a salvar el mundo que nosotros, como diría mi abuela, «estamos echando a perder». Me gusta educar porque no hay nada más gratificante que ser esa ventana al conocimiento para las ansiosas mentes de mis alumnos. Y luego está la psicología, que eso son palabras mayores, esa es la rama que a mí me eriza la piel. La que me quita el sueño entre qué es el cerebro y qué es la consciencia. Entre genotipos y cromosomas. Entre trastornos, terapias y autores tales como Freud, en el psicoanálisis o Albert Ellis, en el modelo cognitivo-conductual o R. Fisch, en el modelo sistémico y así un carnaval de placeres psicológicos.

No sé si esta explicación es suficiente o, por el contrario, intentando decir mucho no dije nada. No dejaré de escribir artículos , salvo que me cierren las puertas de los lugares donde lo hago, simplemente porque hacerlo me hace feliz y creo que con eso poco más he de argumentar. Pero mi camino no es el periodismo ni soy periodista. Mi camino lo tracé hace años con la docencia y ahora con la psicología. Pero he de reconocer que nunca he sido una mujer de un solo camino.

Compartir el artículo

stats